Leí (II)
Leí (II)
[PARA QUIENES EL PERIODISMO SOLO PUEDE SER UNA PASIÓN]
Leí
un libro que habla del país que se mueve como las olas. México de ida y vuelta,
el de los migrantes.
Leí
sobre un país donde sus habitantes “no
hacen lo que quieren, sino lo que pueden”. México, el de la “democracia que no considera a la gente que
vive al día”.
Leí
y los adjetivos se convirtieron en más que complementos cuya función es
acompañar al sustantivo. Y por primera vez comprendí por qué se dice que lo
determinan. Disparejo, hipócrita, triste y estancado, son palabras
que calan cuando se refieren a México y tú eres mexicano.
Leí
que “El PRI es un espejo perfecto de
nosotros mismos”. ¿Nos agrada esa imagen?
Leí
y me sentí obligada a mirar hacia dentro para poder mirar después alrededor mío.
Leí
y al hacerlo, supe la importancia que tiene aprender a cambiar nuestra propia
perspectiva por la del otro. Alteridad me parece es el término correcto.
Leí
a un escritor con la intención plena de comunicarse con el corazón de quienes
lo leen.
Leí
del oficio de relatar a un país. Leí una crónica donde tienen cabida la pequeña
y la gran historia. Y en entre líneas, conocí a un cronista que no tiene
necesidad de inventar porque fue testigo de lo que describe, alguien que te
habla fuerte y sin rodeos.
Leí
a un periodista que se tomó en serio el hecho de que nosotros, los lectores, no
entramos en contacto con los sucesos sino con sus palabras.
Leí
que “el periodismo es una pasión
insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación
descarnada con la realidad”. Así lo expresó Gabriel García Márquez ante la
52ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Los Angeles, Estados
Unidos, en octubre de 1996. Y así lo entendió Alfredo Corchado en 2013 al escribir su primer libro.
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