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Mostrando entradas de 2016

Fin de año 2016

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© G. Serrano Es complejo ser un ser humano, ¿no les parece? ¡Tan pocas veces atinamos! Pero son esos minutos en los que logramos coincidir -en el saludo, con una mirada, durante cierta conversación, mediante una fotografía o quizás después de un mezcal- a los que siempre nos aferramos para continuar. Además, son nuestras excusas para permanecer cerca. Termina el año y la humanidad parece tan estrecha de miras, tan vacía de espíritu, tan llena de comodidad. Esto de vivir es, a menudo, como pisar arenas movedizas en lugar de suelo firme. En el camino perdemos personas, nos equivocamos, rompemos el corazón de alguien, alguien rompe el nuestro, enfermamos. Pero no solo eso, hay más: soplos de existencia tan bellos -diría el poeta- “como el delantal gastado de una madre y las palabras que siempre hemos querido escuchar” . Leo los versos de Jorge Teillier, y pienso que sí, que nuestro mundo asemeja “una puerta herrumbrosa cubierta de azáleas” . Pero no solo eso, hay m

Domingo

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© G. Pliego “De acuerdo, en el habla cotidiana, la cual no recapacita sobre cada palabra, usamos expresiones como “la vida común”, “los acontecimientos comunes”. Sin embargo, en la lengua de la poesía, donde se pesa cada palabra, ya nada es común. Ninguna piedra y ninguna nube sobre esa piedra. Ningún día y ninguna noche que le suceda. Y, sobre todo, ninguna existencia particular en este mundo”. Wislawa Szymborska El domingo era, tiempo atrás, como dejar la vida en una silenciosa sala de espera habitada por un tedio invencible. Ya no lo es. Por la noche recorrí Lavapiés hasta llegar a Atocha. Soplaba un viento helado delicioso que obligaba a hacer una parada para tomar un café. Un café cortado sin azúcar, mi favorito. Me detuve en un típico bar español donde algunos cenaban mientras veían un partido de futbol en pantalla gigante. Salí del lugar todavía con el rastro que deja en la boca un café bueno: ácido, pronunciado, con cuerpo. Seguí caminando sin mayor prop

Todos a la calle o dónde está el periodismo

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© G. Serrano El periodismo no está en los periódicos ni en los libros. El periodismo está en las calles. Es documentar lo que somos y lo que hacemos. Para hablar de música hay que escucharla y para hablar de cine hay que verlo. El periodismo entra por los cinco sentidos: se huele, se palpa, se saborea, se escucha, se mira. La técnica y el estilo vienen después. Y en medio de todo está la lectura. A veces, cuando escribimos, sonamos retóricos porque nuestras palabras salen de la cabeza y no del mirar, mirar cómo sucede la existencia ante nuestros ojos. La cabeza inventa, supone, prejuzga; los sentidos perciben. El grado máximo de percepción es la poesía. Por eso, la poesía es la cumbre de la escritura. Y, por eso, la poesía –nos dice Pavese– “no nace del “our life's work” (del trabajo cotidiano), de la normalidad de nuestras ocupaciones, sino de los instantes en que alzamos la cabeza y descubrimos con estupor la vida” .  Imagen:  Diciembre por la Gran Vía ©

Taller de periodismo

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Escribir “Si escribir artículos se pareciera a hacer sudokus o a llenar crucigramas. (…)Si escribir fuera como pegar ladrillos hasta completar una pared, un edificio, siguiendo un plano diseñado por otro. O como cepillar una tabla el carpintero y serruchar y armar hasta ensamblar un mueble: la mesa coja, el sillón de lectura, la alacena vieja. (…)Si escribir fuera fácil como masticar con buenos dientes, o beber agua limpia con la sed del desierto, o como desear a la mujer del prójimo y seducirla y acostarse con ella. Si escribir fuera pecar. Si fuera tan sencillo como echarse en la hierba a descifrar la forma de las nubes cuando nos sobra tiempo. (…) Si escribir fuera esto: al fin no decir nada en tres mil seiscientos sesenta y nueve caracteres (contando espacios, letras, signos de puntuación): disolver en volutas de palabras la carencia de ideas. Ah, si fuera todo esto y nada más, entonces sería muy fácil llevar, como yo llevo, cuarenta años escribiendo artículos todas las sema

Diciembre

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© G. Serrano "El cronista mira, piensa, conecta para encontrar (en lo común) lo que merece ser contado. Y trata de descubrir a su vez en ese hecho lo común: lo que puede sintetizar el mundo. La pequeña historia que puede contar tantas. La gota que es el prisma de otras tantas". Martín Caparrós. Manuel Machado dice de estos días que “están tristes” y que “el pobre corazón no sabe lo que quiere” . Por eso nos anima a tener cerca “un libro que nos lleve desde la prosa al sueño” . Vicente Huidobro afirma que en este tiempo “las miradas emigran hacia calores conocidos” y Miguel Hernández que se necesita ropa “para los cuerpos que puedan ir desnudos” . Es diciembre y es ese sol de invierno en un parque, al que le escribió Antonio Machado . También son las hojas sin  ramas a las que se refiere Juan Ramón Jiménez . “Diciembre es esta imagen de la lluvia cayendo con rumor de tren” , concluye Jaime Gil de Biedma . “Pertenezco a la tierra y a su invierno” , versa Pa

Lavapiés y las goteras del sistema global

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© G. Serrano “Somos los hombres vanos Somos los atestados Que yacen juntos”. T.S. Eliot Domingo 10 de julio, 2016. Lo mejor que puede presenciar un periodista es el correr de la vida. En esta ocasión, fue una tenue gotera la vía por la que fluyó el relato colectivo . Una pequeña filtración de agua en el baño como exteriorización de un mal mayor. Por ejemplo, del desempleo reflejado en Carlos, el amigo de mi casero. La precariedad plasmada en los vecinos que no pagan el alquiler, en los que se roban la electricidad o en los que ocupan clandestinamente un piso vacío . Fueron cuatro viviendas y los decires habituales de cuatro personas los que, gota a gota, me empaparon de las historias comunes que ocurren en barrios como Lavapiés, en Madrid . Me refiero a las quejas de la señora Nieves sobre los migrantes que no son majos. A los entrecortados comentarios de una anciana con parálisis facial y a los de aquel administrador cuyo pensamiento se quedó

El ritmo de la vida

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© G. Serrano. "Las grandes novelas, como el mejor periodismo, son una sucesión de instantáneas  que expresan su tiempo".  Miguel Ángel Bastenier, periodista. - La vida como un reloj infatigable haciendo tic tac, tic tac, tic tac - La vida como un conjunto de estaciones, de andenes, de subidas y de bajadas - Los seres humanos como viajeros fatigados - Los seres humanos y los complejos rieles que hemos diseñado para ¿avanzar? - Las estaciones por las que nunca paramos - Las estaciones que no se pueden abolir de la memoria - Los recorridos de ida y los de regreso - La inmovilidad de unos, el frenesí de otros - El constante tictaqueo - El ritmo de la vida, el ritmo de la vida en nuestras sociedades, hoy. © G. Serrano. Imágenes: Estación Zaragoza-Goya, Zaragoza, España. © G. Serrano

La gente escribe, dice cosas

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© G. Serrano. La gente escribe, dice cosas. Esta semana escuché a alguien afirmar que "lo que decimos es la concepción de lo que somos" y que "hablar es un acto social" , que gran parte de "los actos humanos son actos del habla". Por eso, por ejemplo, los gobiernos emiten comunicados y hacen declaraciones de guerra. Mi amigo Jhonattan dice que "mar" es una palabra pequeñita, pero lo que representa es inmenso. Igual sucede con "amor". Eso me hizo pensar en "La P alabra". A diario la gente escribe, dice cosas. Cita, citamos frases de mentes lúcidas. Y sin embargo. ¿Tienen valor las palabras? ¿Aún pesan? ¿Nos significan? Por estos días se habla de la violencia hacia "La Mujer", hablan de nosotras como se hace con todo aquello que en realidad importa: como "expertos", pero sin considerar lo sustancial. Ayer se habló de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa (México) y mañana

Titulares

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Joanna, c. 1947 © Leiter. “Feminicidio en Edomex: una mujer es golpeada, violada y empalada en una casa de Tultitlán” .  “La lanzan a un pozo, luego de golpearla: el de Alberta es el feminicidio 70 en Puebla este año”.  “El feminicidio, una forma de extrema violencia contra las mujeres: CNDH”.   Son titulares que se leen en medios de comunicación mexicanos, un aciago ramillete de noticias que dan cuenta del veneno que se disemina en nuestra sociedad. Sí, pero además –si queremos, si lo pensamos– un recordatorio de la urgente necesidad de desechar lastres culturales, de incorporar un lenguaje diferente en nuestra cotidianidad, de producir conocimiento a partir de los hechos, de imaginar otra historia y trabajar –organizarnos– para que suceda. Imagen: Joanna, c. 1947 © Leiter.

Trotar, galopar

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Minúsculos intercambios. Me lo cuenta con su sonrisa de niño. Me lo cuenta, precisamente, porque los avatares de la existencia no le han arrebatado esa sonrisa de niño. Dice que actualmente “vivimos con la voluntad encogida” y que, por eso, es necesario dar cuenta de todo lo bueno que está sucediendo. Para estirarla de nuevo, la voluntad. Dice, también, que “lo que sostiene nuestra vida no aparece nunca en la historia oficial”. Él va por el mundo –de Madrid a Berlín y hasta Polonia– diciendo cosas así, motivado por la gente que conoce a su paso. Es un joven huidizo de la edad que se ha prohibido pronunciar una frase: “Yo ya no estoy para estos trotes”. Y, de ahí, que a sus 84 años siga trotando, galopando como un modo de ser, de vivir, de perdurar. *** Sigue leyendo en Zero Grados

El viejo político

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1. Utiliza el miedo como operador político. 2. Niega la existencia de una plurinación. 3. Afirma que si alguien más gobierna llegará el caos. 4. No tolera que se le diga lo que ha sido y lo que es, lo que representa. 5. Es sinónimo de corrupción, inmovilismo e ineficacia económica (medible en datos). 6. Convierte a las instituciones en chalets privados. Como verán, la delincuencia potencial está dentro y no en las calles. Sí, las más de las veces sus dichos dan risa, pero mientras existan y nosotros lo permitamos las cosas seguirán igual. Esto es algo que ya no se puede decir ni más alto ni más claro. Por eso –afirma George Lakoff– “para no estar a la defensiva, los progresistas deben encontrar un lenguaje propio para comunicar y para reconfigurar radicalmente los términos en que se discuten los asuntos públicos” . Addéndum Pensemos diferente: “Los marcos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia de ello, conforman las

Las ciudades

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© G. Serrano. Viendo esta imagen de Madrid, me viene a la mente la descripción que hiciera sobre Praga el escritor Claudio Magris (Trieste, 1939). Entonces pienso que bien podría aplicarse a otras tantas ciudades igualmente “fascinantes y demoníacas, oníricas y despojadas de realidad, pero también consistentes y temperamentales, bellas y malditas, seductoras y opresivas”. A quienes pisamos más concreto que pasto, nos es fácil comprender los adjetivos que emplea este ensayista italiano, tan europeo. Por ello, no deberíamos perdernos del aprendizaje que proponen todas esas voces empeñadas en contarnos otra experiencia del nosotros, poniendo el acento humanista a nuestra contemporaneidad y buscando alternativas para hacer de las grandes metrópolis un espacio verdaderamente digno y habitable. Una cosa más: también es Claudio Magris quien dice que “viajar es una escuela de humildad” . Y no se equivoca. Imagen: Plaza Tirso de Molina, Madrid. © G. Serrano.

Escribir II

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© G. Serrano. "Mi primer libro, escrito a mano y con lápiz como todos los de aquellos días, tenía tantas enmiendas como frases. Contaba mi encuentro con los ríos del piedemonte, con las guerrillas y con la coca. No fue propiamente un libro sino un cuaderno de campo escrito en una canoa, en una hamaca, en una estación de bus. No buscaba contar sino contarme". Alfredo Molano. Escribir como respiración, como ejercicio muscular de la mente. Escribir para revelar este mundo y crear otro. Escribir desde la experiencia, con sentimiento, emoción, intuición y conciencia. Escribir como jugar, como danzar, como un coito. Escribir como prueba de la grandeza humana. Escribir no a partir de géneros, sino de miradas infinitas. Escribir de y para la diversidad. Escribir sin mentir, sin copiar, sin repetir, sin envidiar otra pluma. Escribir inédito de lo que ya se ha escrito. Escribir sobre “algo” para decir “algo más”. Escribir apoyados en otros lenguajes:

Escribir I

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© G. Serrano. "Para mí, escribir es enfrentarme al ruido y al tiempo. Los primeros palotes, largos y negros, hechos con un lápiz sin punta, desbordaban los renglones del cuaderno; cuando aprendí a hacer las letras, palmer, con pluma, las manchas eran mi firma. Los exámenes de colegio, ya con esfero, no solían responder preguntas sino ensayar retos. No aprendí a escribir bien a máquina, pero me gustaba oír el timbre al final de la línea. En una vieja Olivetti logré sacar en limpio una denuncia sobre las injusticias que a mi manera de ver se cometían en el colegio cuando cursaba tercero de bachillerato". Alfredo Molano Escribir como un acto de servicio y no de poder. Escribir para la inteligencia y no para el sectarismo o la intransigencia. Escribir para todos, pero diciendo lo que no dice cualquiera. Escribir para cuestionar, para incomodar, para proponer. Escribir para trascender la ignorancia. Escribir para el entendimiento. Escribir p

#AbreCultura México La auténtica revolución será silenciosa y desde abajo, o no será.

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Nos dicen mitoteros. Sí, afirman –y lo sabemos, nunca lo hemos negado– que a los mexicanos nos gusta el mitote, esa palabra en náhuatl que significa danzar o bailar. Digamos que somos afectos a la fiesta, pues. Por ello, es harto factible suponer que un artista del peso de Roger Waters pueda, como pudo, hacer del zócalo capitalino un enorme acorazado para contener por alrededor de tres horas a una masa viva, a un magma imponente y pujante de individuos deseosos de buena música y de reivindicaciones que, por si no bastara, habitan un país eruptivo en el que cada día escasean las razones para sonreír y proliferan los motivos para, al menos, tronar como chinampina. Y sin embargo.  Somos buenos para el mitote, nos ufanamos afirmando que pertenecemos a la izquierda y clamando todos juntos en un concierto la trillada, viral y mediática frase “¡Fuera Peña!”, pero cuando corresponde definir líneas, estrategias y tácticas de acción para cruzar de un lado a otro; es decir, de la violenci

Fabuloso EGO

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© Diana Reyes. Mi obra. Mi libro. Mi pintura. Mi fotografía. Mi hijo. Mi gato. Mi selfie. Yo y lo que dicen de mí. Yo y lo que no dicen de mí. Yo y lo que yo quiero que digan de mí. Yo y lo que yo no quiero que digan de mí. Yo, mi tema favorito. Yo, quien todo lo sabe. Yo quien todo lo defiende. Yo quien todo lo juzga. Yo y lo que me sucede a mí. Yo y lo mío. Yo y lo que yo hago. Yo y lo que yo digo. Yo hablando de lo que dicen los demás de lo que yo hago y de lo que yo digo. Yo y mi necesidad de que me miren. Yo y mi necesidad de aplauso. Yo y mis autoalabanzas. Yo y mis creencias. Según yo. A mí. Porque yo. Para mí. Yo tengo. Yo quiero. Yo soy. Yo estoy. Yo estuve. Yo estaré. Yo cuando. Yo entonces. Yo primero. Yo después. Yo siempre.

Apuntes de otoño

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“Así tan intensamente contemplé la belleza”. © G. Serrano. Sei Shonagon, George Perec, Joe Brainard, Ricardo Piglia. Todos hacemos listas: de las compras en el supermercado, para no olvidar los regalos navideños, de propósitos en Año Nuevo, de los pendientes en el trabajo y de las mejoras en la casa. Hoy hice esta durante cierto recorrido: - Las listas como un modo de inventariar la vida. - La vida como el más incierto de todos los viajes. - El otoño no como metáfora de la vejez, sino de madurez y de renovación. - El otoño como época de cosechas. - Regresar como una forma de cosechar el viaje. - El atardecer como el ocaso del sol, el fin de la luz. © G. Serrano. - El atardecer como las últimas horas del día. - El camino de regreso como las últimas horas del viaje. - El crepúsculo como la luz difuminada en todas direcciones. - La vida como una posibilidad de viajar en todas direcciones. - Esta frase de este poema de Cavafis: “Así tan int

Publicaciones más recientes:

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© G. Serrano. 1. Sociedad, medios e instituciones al banquillo: un debate largamente aplazado: Cuando era un reportero principiante en el New York Times, en 1956, uno de los viejos reporteros me aconsejó: “Nunca use el teléfono, joven. Nunca entreviste por teléfono. Es fácil y rápido, pero se está perdiendo todo. Busque a la gente. Saque su trasero de allí, tome un taxi, el metro, un tren, y mire a la gente”. Es lo que siempre he hecho.  Gay Talese. Y eso es lo que, ahora, no estamos haciendo. Pero no solo Talese lo dijo, también se lo escuché a un periodista español, Alberto Arce, quien afirma que la única manera de conocer un país es salir a la calle, romper la frontera invisible que separa al foráneo del local. “Montarte en un taxi, montarte en un autobús y salir a la calle, salir a los mercados, salir a los barrios, salir a las colonias y escuchar a la gente de verdad”. Se refería al tiempo que pasó en Honduras como el único corresponsal extranjero.