Semblanza: Como comer un mango
“De vez en cuando la vida
afina con el pincel:
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla”
afina con el pincel:
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla”
Joan Manuel Serrat
La conocí hace un par de años y de inmediato la
conexión se dio. Fue un poco de todo, los poemas, la música, las
reivindicaciones compartidas, sus pasiones, las mías; la vida nos fue acercando
y nosotras de este modo lo supimos ver. Martha
Sánchez Néstor es una mujer indígena de alma grande y hermosa piel morena,
que siendo muy joven dejó Xochistlahuaca en busca de un futuro mejor, sin
imaginar en aquél entonces, que esta decisión la encaminaría tiempo después a trabajar
infatigable por el reconocimiento de las mujeres en espacios que siempre han
pertenecido a los hombres. Su andar la ha llevado a ocupar diversos cargos y a
viajar por distintas partes del mundo promoviendo los derechos de las mujeres
indígenas en diferentes contextos. Precisamente uno de sus viajes más recientes
fue a Nueva York, para asistir a la Conferencia Mundial de los Pueblos
Indígenas; sin embargo, el volar alto nunca le ha robado la sencillez ni ha podido
alejar su corazón de La Costa Chica de Guerrero, su “tierra hermosa y amada” a la que siempre regresa. Tremenda mujer
de ida y vuelta; así es su vida, la amistad que prodiga, los proyectos que
emprende, las relaciones que forja.
De sonrisa franca y ojos reflexivos, Martha es de esos
seres humanos que en el trayecto han aprendido a otearse a sí mismos como
principio elemental para poder reconocerse en la mirada del otro. A su abuela y
a su madre debe la tenacidad que la ha convertido en una orgullosa tejedora de
historias. Porque ella sabe bien que eso es, por ello se asume como una mujer con
la capacidad y sensibilidad necesarias para transformar a través de un
liderazgo incidente, transversal y sin protagonismos. Así lo decidió y así es
como lo sabe plasmar en cada acción, ya sea a través del Consejo Guerrerense
500 Años de Resistencia Indígena, de la Coordinadora Nacional de Mujeres
Indígenas, de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México o del
Grupo Asesor de América Latina y El Caribe de ONU Mujeres.
Migrante desde los 14 años, Martha se llevó como equipaje de mano sus vivencias y afectos más entrañables, pero también el “dolor histórico y generacional aún no resuelto” de las mujeres amuzgas, del Guerrero indígena. De esta forma, llegó primero a Chilpancingo y después a La Gran Tenochtitlán, a la ciudad donde, a diferencia de Xochis, “todo se compra” porque todo cuesta. Mujer de trabajo, uno de sus primeros empleos fue en un sitio de taxis y de ahí para adelante no hubo quien detuviera la locomotora que lleva por dentro. Del latín locus, lugar y motor, el que mueve, locomotora es la palabra que mejor define la tracción, el arrastre que Martha provoca en otras mujeres. Pero no se piense que su recorrido ha sido invariablemente de bajada. Detrás hay toda una historia de batallas poco a poco ganadas que comenzaron con la más importante, vencer sus propios miedos y elegir el rumbo que habría de tomar. Elegir, un verbo que suena colosal cuando viene acompañado de un sustantivo: mujer.
Migrante desde los 14 años, Martha se llevó como equipaje de mano sus vivencias y afectos más entrañables, pero también el “dolor histórico y generacional aún no resuelto” de las mujeres amuzgas, del Guerrero indígena. De esta forma, llegó primero a Chilpancingo y después a La Gran Tenochtitlán, a la ciudad donde, a diferencia de Xochis, “todo se compra” porque todo cuesta. Mujer de trabajo, uno de sus primeros empleos fue en un sitio de taxis y de ahí para adelante no hubo quien detuviera la locomotora que lleva por dentro. Del latín locus, lugar y motor, el que mueve, locomotora es la palabra que mejor define la tracción, el arrastre que Martha provoca en otras mujeres. Pero no se piense que su recorrido ha sido invariablemente de bajada. Detrás hay toda una historia de batallas poco a poco ganadas que comenzaron con la más importante, vencer sus propios miedos y elegir el rumbo que habría de tomar. Elegir, un verbo que suena colosal cuando viene acompañado de un sustantivo: mujer.
Con frecuencia digo que cultura es una palabra que se
escribe en plural, que es la fiesta de lo colectivo. Martha es un perfecto
referente de ello. Sus éxitos sólo se pueden entender si se les contempla desde
una perspectiva comunitaria, profundamente vinculada a los esfuerzos de memorables
activistas y de otros movimientos sociales, como el encabezado por el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Como ella misma lo relata, el
zapatismo fue un parteaguas en su vida que le dejó una gran enseñanza: aprender,
por encima de cualquier discrepancia, a ver los ojos que están detrás de un
pasamontañas.
No quiero hacer la chamba que les corresponde a
ustedes, amables lectores. Para que ahonden más en la experiencia profesional de
esta mujer de pisada firme y decidida, está Google; les garantizo bien vale el
tiempo que inviertan. Hoy, cuando de
nueva cuenta la mira telescópica del mundo apunta a la tierra de Lucio Cabañas
y Nestora Salgado, saber de la existencia de Martha se vuelve una incitación a
dejar la abulia social para comenzar a construir, desde lo local, los escenarios
que hagan de México el país que nos abrigue a todos: indígenas o hípsters, campesinos
u oficinistas, mujeres y hombres.
Como todo proceso, esto no será ni fácil ni rápido. Pero insisto, ahí está Martha y con ella, su coherencia, su acompañamiento y, lo más importante, su ejemplo como un recordatorio de todos aquellos elementos que son sustanciales para lograr el cambio o, al menos, para dejar el terreno abonado a las siguientes generaciones, lo cual de manera inevitable nos llevará a sentir una inmensa satisfacción compartida, además de la plenitud que sólo experimentan quienes se brindan a los demás y que, como Martha afirma, “te deja siempre un sabor dulce, como comer un mango madurado en el árbol”.
Como todo proceso, esto no será ni fácil ni rápido. Pero insisto, ahí está Martha y con ella, su coherencia, su acompañamiento y, lo más importante, su ejemplo como un recordatorio de todos aquellos elementos que son sustanciales para lograr el cambio o, al menos, para dejar el terreno abonado a las siguientes generaciones, lo cual de manera inevitable nos llevará a sentir una inmensa satisfacción compartida, además de la plenitud que sólo experimentan quienes se brindan a los demás y que, como Martha afirma, “te deja siempre un sabor dulce, como comer un mango madurado en el árbol”.
¡Gracias amiga por tu generosidad!
Nota: El pasado 29 de octubre la Comisión de los Derechos Humanos del Distrito Federal, anunció que Martha Sánchez Nestor recibirá el Reconocimiento "Ponciano Arriaga" 2014 en la categoría de Trayectoria, por su destacado trabajo en la promoción y salvaguarda de los derechos humanos y de los pueblos indígenas en México. La entrega del reconocimiento se llevará a cabo el 5 de noviembre en la Sala "Digna Ochoa" en las instalaciones de este organismo autónomo. Aprovecho este espacio para enviar un afectuoso abrazo a Martha, ¡Muchas felicidades!
saludos soy alumno de 2 grado de secundaria, quisiera saber por que le pusiste asi a tu blog?
ResponderEliminarHola, gracias por visitar el blog. "Escribir es poblar" es una frase que resume mi relación con la palabra. Para mí, escribir es precisamente eso, poblar nuestro espacio con palabras, ideas, reflexiones compartidas.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola,Su blog es muy interesante gracias por publicar este blog,pero tengo una pregunta ¿Que te inspiro para escribir este blog?
ResponderEliminarHola Manuel. Escribo porque me gusta contar historias, ahí afuera hay historias increíbles que merecen ser contadas. También lo hago para provocar una reflexión en quienes leen y finalmente, para "poner en común", que es la esencia de la comunicación. Saludos!!
Eliminarhola porque como comer un mango???
ResponderEliminarHola Jesús, ¿sí leíste el texto? ahí está la respuesta. El título de cada entrada siempre está relacionado con el tema, pero no de manera explícita.
Eliminarhola mucho gusto, yo soy silvia y estoy en secundaria.
ResponderEliminarMe gusto lo que escribiste, pero me gustaria saber porque escribiste esto y no otra cosa.
Hola Silvia, siempre hay que escribir sobre aquello que nos mueve, que nos apasiona, que nos inspira y provoca. Cuando escribo esa es la regla.
Eliminarhola oye porque le pusiste como comer un mango?
ResponderEliminarGracias por visitar el blog. Esa es una frase de Martha, quien inspiró este texto. Me pareció que resume muy bien el sabor de boca que te deja saber que estás trabajando por el bien común.
Eliminarhola,tengo 14 años
ResponderEliminares la primera vez que leo tu blog y vaya que me gusto se me hizo super interasante la verdad pero lo que mas me gusto el titulo pues es lo que me trajo a leerlo.
me gusta la idea de que la gente tenga el valor de compartir lo que siente,espero que algun dia puedan venir a durango a dar una platica sobre algo que les guste oque veas que pasa con los jovenes de mi edad.
Gracias por leer. Yo también espero poder visitar Durango, me gustaría mucho hablar sobre la familia Revueltas, originarios de Santiago Papasquiaro.
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