Semblanza: Yazmín Novelo
Historias de
verde y azul intensos: Yazmín
Crónicas
desde la península de Yucatán
“La lengua es lo más
grande que tenemos, lo que nos explica
el mundo y nos permite explicarnos
al mundo”
Miguel Ángel Bastenier
Una joven contemporánea de
mirada sencilla, cálida y abierta, de esas que invitan a conversar; una mujer
que, para sacar provecho a la interculturalidad, tuvo primero que cruzar las
fronteras que en ocasiones impone el propio pensamiento. Así es Yazmín
Novelo Montejo, quien un día dejó atrás la “Corona
de la luna”, el pueblo de Peto en Yucatán, sin imaginar que ese caminar la llevaría, precisamente, a reencontrarse con sus orígenes y esforzarse en
preservarlos.
Colega, Licenciada en
Comunicación, Yazmín tiene de cierto que sus conocimientos deben servirle para
transmitir, para comunicar la lengua maya, su lengua materna que a pesar de contar
con casi 800 mil hablantes (INEGI, 2010), está en riesgo de desaparecer debido
a que las nuevas generaciones poco a poco pierden el interés por aprenderla y
llevar en la boca un poco de la memoria colectiva. Esta tendencia no es
exclusiva de Yucatán, lo mismo sucede en otros lugares. En enero de este año,
Francisco Javier Novelo Ordoñez, Director General del Instituto Estatal para la
Educación de Jóvenes y Adultos de Quintana Roo (IEEA), informaba que de las 26
mil personas que tienen registradas como maya-hablantes, sólo el 2 por ciento
lee y escribe en esta lengua.
Por esto, cada tweet que Yazmín
teclea es una batalla diaria que se convierte en pequeña victoria cuando un
seguidor descubre que en maya, Yuum
significa papá y Chiich, abuela. Pero
admitámoslo, no sólo de tweets viven las palabras como elementos identitarios ni es que con buenas intenciones se conserva
el patrimonio cultural que nos legaron nuestros antepasados. Consciente de
ello, Yaz emprendió el vuelo a Bolivia para estudiar la Maestría en
Sociolingüística con la mira puesta en adquirir nuevas herramientas cognitivas que
le permitan reconocer, estudiar y revitalizar las lenguas nativas de los
pueblos indígenas, aquellos que ya existían mucho antes de la conformación del
Estado Mexicano y cuyos derechos al uso, preservación y difusión de su propio
sistema de comunicación, quedaron plasmados en la Ley General de los Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas,
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 13 de marzo de 2003 y a partir de la cual, en el mismo año, también
se creó el Instituto Nacional de Lenguas
Indígenas (INALI).
Esta es una Ley que sirve de
soporte al trabajo de Yazmín, quien a su vez, contribuye a que lo ahí decretado
no se convierta en letra estéril, sino en expresión viva y ejemplo de la riqueza
cultural de nuestro país. De Peto a Mérida y de ahí a Sudamérica, la vida de
esta chica nos recuerda además, que de una u otra forma, todos somos migrantes
y que en esta condición requerimos educarnos para ser capaces de gestionar la diversidad a
través de nuevos pactos sociales. De esto y más me habló Yazmín el día en que
tuvimos la fortuna de coincidir en un evento realizado en el marco del Festival Mundial de las Resistencias y las
Rebeldías contra el Capitalismo, organizado por el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), el Congreso Nacional Indígena (CNI) y adherentes de
la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Hago un paréntesis:
[Por favor, que no les turben
la vista dichos conceptos; mejor reconozcamos que la cultura, o al menos la
nuestra, ha logrado defenderse a base de resistencia. Si desean profundizar
sobre el tema, les recomiendo leer el libro “Hermanos en armas” de Luis
Hernández Navarro, una investigación seria y exhaustiva sobre los pueblos
armados en México].
No, Yazmín no usa
pasamontañas. El rasgo que en verdad la distingue y encanta al conocerla es su
sonrisa suave y sutil, pero también la sabiduría del que sabe respetar la
huella de quienes nos precedieron. Su propio anecdotario nos confirma que los
pueblos indígenas no se reducen a mera arqueología. Hoy, México reconoce 68
lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas, muchas de las cuales seguramente
serán escuchadas en espacios como el Foro
Nacional de Mujeres Indígenas que se realizará en la Ciudad de México del 6
al 8 de diciembre para hablar de la agenda política y la inclusión real de las
mujeres indígenas como actores del cambio social, asunto que sigue pendiente
después de 20 años de lucha por reivindicar un legítimo e ineludible derecho.
En un país al que hace sólo unas cuantas semanas Juan Villoro calificó de dolorosamente verdadero, narraciones
como la de Yazmín valen un Potosí porque le dan un rostro y un cuerpo a los
llamados “asuntos indígenas” que en esencia, no son nada distintos a los
asuntos de todos; aspectos tan fundamentales de nuestra vida como los sabores
que paladeamos, las expresiones que usamos, las actividades que realizamos y lo
que juntos construimos. Lo cotidiano que se resume en tres palabras: Esto me
importa. Y puesto que a mí esto me importa, es que ahora comparto con todos ustedes estas líneas
que no tienen otro propósito más que el de rescatar, desde la escritura y sin
caer en lo pintoresco, esas lecciones mínimas de las que está hecha la
realidad; aprendizajes, a veces tardíos, que bien merecen ser contados. Historias
de verde y azul intensos…
"El periodismo debe dar voz a los invisibles" Marcela Turati
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#AyotzinapaNoSeOlvida
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