Entre días de sol, de rap y de protesta

Entrevista


C Kan y Magic Magno © TEN


Ya, paren de hacer maldad
por ser la autoridad
nos quieren controlar
con su abuso de poder

Somos la juventud
no somos como tú
siente la multitud
del pueblo

[C Kan, Abuso de poder, ft. Gabylonia]

Dice Joan Didion que “la vida cambia en un instante. Te sientas a comer y la vida que conocías se acaba de repente”. La de José Luis Maldonado no es la excepción. La suya, me dice, era como la de cualquier niño: unos padres, hermanos, asistir al colegio, hacer los deberes, estar guardado en casa. Menciona que su madre ni siquiera le permitía tener un perro. “Cuando mi padre murió yo tenía doce años, entonces me mudé con mi abuela a un barrio donde todo era totalmente diferente”. Y la vida que conocía se acabó, de repente. José Luis llegó a una zona marginada de la ciudad de Guadalajara, en México, y es ahí donde descubre la violencia, el narcomenudeo y la potencia del rap que comenzará a componer más tarde, a los diecisiete años.

Para una parte de la sociedad, el rap y el hip hop se tratan de drogas y de pandillas. José Luis piensa que es así porque son dos géneros musicales que nacieron en los barrios bajos del Bronx y de Harlem, en Nueva York, donde la gente la pasa mal.

̶ En México ocurre lo mismo, los jóvenes no inventamos la violencia, es lo que vemos todos los días. Los chamaquitos viven en la calle y sus familias batallan por sobrevivir con salarios muy bajos. Para ellos, los tipos que venden drogas, que ganan dinero y tienen sus camionetotas se convierten en ídolos a imitar. Por eso hay tantos sicarios, por lo bien que paga el narcotráfico. Hasta el día de hoy, es la realidad que a muchos nos toca vivir.

Los que pertenecemos a esta cultura
no queremos que nos sigan viendo como basura
por eso es que le metemos fuego a la escritura 
por eso salen canciones que no tienen censura 

[C Kan, Abuso de poder, ft. Gabylonia]

José Luis creció escuchando la música de Chicano Rap y Snoop Dog; los escuchaba en el programa de televisión de MTV porque, aunque ahora sea de lo más común, antes no existía YouTube. Y lo hacía sin comprender sus palabras porque no hablaba inglés. Fue al escuchar el disco de Cypress Hill con sus éxitos en español, cuando supo que también era posible cantar de esa forma en su propio idioma.

̶ Mexicanos haciendo Rap era como si los gringos quisieran hacer música de mariachi, pero fue mi punto de partida para hacer hip hop. Después conocí a Vico C, a Big Boy y a otros exponentes de Puerto Rico que consiguieron éxitos mundiales.

Entonces se convirtió en C Kan. Kan por su amor a los perros y por su ser callejero: errabundo, sin dueño, buscándose la vida, desafiando a cualquiera y al destino. Ahora cuenta con dieciséis álbumes y más de cincuenta videos oficiales en VEVO. Vuelve tiene más de cien millones de visitas. “Una locura”, me dice, afirmando que actualmente es el artista mexicano más destacado en este género. 

̶ En el Rap tenemos el lema “Mantén lo real”. Eso no significa andar en las calles ni ser un drogadicto. Para mí, ser real es que tu música refleje lo que eres, tal cual. La mayoría de mi equipo es gente de Cancha 98, mi barrio en la Colonia Oblatos, y algunos estuvieron en prisión. Eso pone mis pies sobre la tierra porque las disqueras siempre te alagan y dicen que eres el mejor, pero tu gente habla con la verdad, es quien te dice “esos zapatos se te ven horribles”. Y aunque ya no vivo en el barrio, intento ser real. Todos anhelamos sacar a nuestras familias del guetto y vivir en mejores condiciones; me siento contento de haberlo logrado, de mantener a mi madre con la música y darle a mi hijo las cosas que ahora le puedo dar.

Me dicen no me apasione
y que cuide lo que mencione
que me pueden arrestar por este tipo de canciones
como Aldo
como Tempo
como 2pac
porque nuestra mejor arma es una pluma y un papel
tiramos a capella
a través del mundo entero
porque no existe blindaje contra el arma de un rapero

[C Kan, Abuso de poder]

En Latinoamérica hay carencia de todo, pero lo que sobra es gente. Eduardo Galeano dejó escrito que en esta región “la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin preocupaciones”. C Kan viene de una familia grande, como se acostumbra todavía en ciertas partes de México. Tiene siete hermanos, cuatro son mujeres. Todo un matriarcado si además consideramos a su madre y a su abuela; quizás esta sea la razón por la que al preguntarle qué piensa del machismo, responde: “quiero llegar a la tumba sin que se diga que le falté el respeto a una mujer”. Y aunque pertenece a una sociedad en la que se golpea e incluso asesina a las mujeres, su padre le enseñó que “a una mujer no se le toca” porque, agrega, “son lo más hermoso que hay en el planeta”. Y sin embargo.

Guerrero, por ejemplo, es el estado con mayor tasa de crímenes de género en México. 12 por cada cien mil. De acuerdo con el reciente estudio Las muertas que no se ven: el limbo de los feminicidios (MCCI, CONNECTAS, Centro Internacional para periodistas), en el municipio de Iguala hay un homicidio por cada siete mil mujeres. El estado de Puebla ya cuenta con 29 en lo que va del año. Y Yucatán Feminicida, una organización de la sociedad civil, encargada de “investigar, monitorear, comunicar e incidir en políticas públicas relacionadas a la prevención, atención, sanción y eliminación de la violencia feminicida en ese estado”, ha reportado 57 asesinatos de mujeres desde 2008 a la fecha, al que se sumó el de Emma Gabriela Molina Canto, apenas el mes pasado.

apesta a chronic de la noche a la mañana,
cada fin de semana una nena nueva en mi cama,
me llevo alguna fanática,
y le aplico de mi táctica,
a ella no le asusta que yo cargue la automática.
[C Kan, 24/7]

Nada sucede de la noche a la mañana. La perspectiva que C Kan tiene de la vida se curtió primero en el escenario colectivo que es el barrio, en el que se perdía deseando un mejor refugio, entre una multitud que le llueve sobre mojado y donde solo se tiene uno para uno mismo. Pero la música, esta vez, sonó a su favor:

̶ Crecí como persona y se refleja en el contenido de mis letras. Cuando tuve veintitrés años y los chamaquitos de seis o siete coreaban mis canciones, me cayó una cubetada de agua fría y me pregunté qué les estaba diciendo, qué mensaje les quería dejar. No llegué a estudiar el bachillerato, pero la música fue mi mejor universidad: aprendí diseño para crear las portadas de mis discos, busqué tutoriales para componer y me acerqué a la lectura para extender mi vocabulario y no rimar siempre con las mismas palabras. Viajar a Estados Unidos, a Costa Rica, a Colombia y conocer otras culturas en primera persona, me ha ayudado a tener más conocimientos para plasmar en mis canciones. 



Háblame sobre la temática de tus canciones:

̶ Muchos se preguntan qué hace un cholo [un mestizo] de barrio hablando de política, pero lo hago porque nosotros, los del barrio, somos los más afectados cuando los gobiernos deciden el precio de la gasolina, el costo de los productos de la canasta básica o el sueldo de un obrero. Lamentablemente, la gente no presta demasiada atención a las noticias; por si fuera poco, en mi país hay muy pocas bibliotecas públicas y la atención está desviada a la televisión, a los medios que siempre buscan el control. Yo le canto a la mujer que tiene tres empleos y es madre soltera, a la que solo ve a sus hijos cuando llega por la noche y están dormidos. Me gusta componer de estos temas.

¿El rap muestra una realidad o puede cambiarla?

̶ Es claro que la música ayuda. En una de mis canciones digo: “los niños de hoy siguiendo nuestro barco, mañana admirarán a un rapero y no a un narco”. Estoy orgulloso de que los niños asistan a mis conciertos y admiren a los raperos. En México existe una escena importante del rap, quizás haya alrededor de treinta raperos que viven de la música y hacen giras en lugar de estar en la calle. Y a nuestros seguidores  ̶ que para mí son mis “compas” ̶  les damos ejemplo de que sí se puede. Incluso, algunos raperos ofrecen talleres de música para niños.

¿Cómo llegaste hasta aquí?

̶ Gracias a Internet no tienes que esperar por una disquera que te haga la carrera. Con las plataformas digitales puedes grabar las canciones en tu propia casa, subirlas a YouTube y hacerlas virales. Así me sucedió: un día tomé una cámara, hice un video en mi barrio y cuando apareció en YouTube tuvo un millón de visitas, que en aquel entonces era increíble. Fue lo que me puso en los ojos de mi país y después del mundo, eso me sacó de las calles.

Pero el rap, los raperos son como un búmeran: siempre regresan a sus orígenes, a las calles donde caminaron las historias que después convierten en protesta o denuncia, apología o deseo vehemente, catarsis. Por estos días, leo en los diarios que Alerta Kamarada, Skampida, Junior Sambo, La Real Academia del Sonido, El Punto, Alto Grado, Diana Avella, Jahia Uncan, Lucía Vargas, Karen Tovar y Psicoactivo, organizaron una tocada para apoyar a los damnificados de Mocoa, en Putumayo, Colombia a causa de la avalancha que sepultó casi veinte barrios. Ras Jahonnan, Yoky Barrios, Flaco Flow y Melalina, Aerophon, Big Mancilla y Samurái cantaron con el propósito de recolectar alimentos.

El esfuerzo se hace, pero en nuestros países la hazaña parece inalcanzable, una utopía. De nuevo pienso en Eduardo Galeano cuando en Montevideo, a los treinta años, a finales de 1970, escribió: “es mucha la podredumbre para arrojar al fondo del mar en el camino de la reconstrucción de América Latina. Los despojados, los humillados, los malditos tienen, ellos sí, en sus manos, la tarea. La causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social: para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar por derribar a sus dueños, país por país. Se abren tiempos de rebelión y de cambio”.

¿Cómo percibes la situación en México?

̶ A menudo me preguntan cómo veo la escena del rap y respondo que mejor que nunca. Pero si me preguntas por el país, te digo que lo veo peor que nunca. Tal vez porque ahora soy más consciente y maduro, me parece lamentable que aparezcan fosas con decenas de cadáveres o que haya personajes del gobierno “desviando” millones de pesos  ̶ porque así es como dicen, si yo robo un pan es un robo, pero si ellos roban millones es desvío de fondos ̶  y que nadie diga nada. Tenemos un país rico en todos aspectos: gastronomía, paisajes, cultura, folklore; sin embargo, la narcocultura está acabando con eso. Ahora se habla más de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa que de las pirámides de Teotihuacan. Por eso, quienes tenemos un micrófono debemos contribuir para hacer el cambio. La sociedad sabe los problemas, pero vive manipulada y todavía repite la frase de que “el PRI [Partido Revolucionario Institucional] roba y te deja robar”.

En Jalisco existen ochocientas pandillas aproximadamente,
hoy encendí el televisor, miré mi rostro y el de otros hombres
el reportaje del día,
el reportero decía,
jóvenes marginados, agrupaciones,
pandillas de alto riesgo,
son o se hacen los ciegos…
[C Kan, Somos de Barrio]

C Kan Casa de América © G. Serrano 

Café, un bocadillo, zumo de naranja y una napolitana. Mientras desayuna en la cafetería de Casa de América, aquí en Madrid, C Kan continúa la conversación apenas haciendo una pausa y sin salirse del discurso, casi memorizado, que repite en sus canciones. Es claro al expresarse y no titubea para decir que el actual presidente de México es un títere de Carlos Salinas, el expresidente que gobernó de 1988 a 1994, quien sembró en las mentes de los mexicanos la idea de que el país veía la luz al final del tercermundismo y quien llevó a México a Europalia, en 1993, para dar prueba de ello. El político, en fin, a quien la vox populi sigue acusando de fraude electoral.

En esta charla los temas se entrelazan y de los asuntos políticos pasamos a su gusto por la marihuana que puede consumir con facilidad en Los Ángeles, California, pero no así en su país; hablamos de la corrupción y eso lo lleva a recordar el documental Presunto Culpable (2008) que narra la historia de José Antonio Zúñiga y el recorrido para demostrar su inocencia. C Kan resume el estado de la nación con esta frase: “el país está hecho una mierda”.

En cambio, dices que el rap está en su mejor momento…

̶ Sí, el rap siempre ha estado presente. En los noventa la radio tocaba a Caló y Control Machete, que eran los más conocidos, pero antes ya estaban Magisterio, Gente loca (Kraneo), los 69 lokos, Gamberroz. En la actualidad cualquiera se dice rapero…

¿Escuchas a otros raperos?

̶ Sí, claro. Admiro a Nach, Ambkor, Zpu, Ice Cube. También a Los Aldeanos, que no se cansan de hablar de la situación en Cuba. Soy parte de los raperos que llevan un mensaje social. En países como El Salvador, Panamá o Nicaragua la escena todavía está underground, tienes que darte a la tarea de buscar su música para conocerlos.

¿Cómo fue tu acercamiento al rap en España?

̶ En México, la década de los noventa estuvo muy influenciada por el rap español, por artistas como los Violadores del verso (Doble V), Rels B, SFDK, Chojin. Es gente que sigue haciendo giras y llenando los foros de México.

Predominan los hombres, ¿hay machismo en el medio?

̶ Me agrada el flow de las mujeres en el rap. Está una chica argentina que se llama Sara Hebe  ̶ estos días traigo su playlist en la cabeza ̶  y Gabylonia, de Venezuela. Igual sigo a Mestiza MC, Neblina, Melymel. En México están Rabia Rivera, Leazzy y Ximbo. Sucede como en el futbol, la liga es de los hombres, pero a mí me gusta mucho el rap de las mujeres. No solo escucho rap, sino todo tipo de música. Me gustan el ballenato, la cumbia, la música regional de banda o mariachi; recientemente, una amiga me recomendó escuchar tango. Ahora mismo compongo temas para cantantes de bachata y de banda. No me considero un artista, solo hago lo que me nace. C Kan es como es: un rapero que ha roto los protocolos en México y ha cantado con bandas de rock y de ska. La música no tiene fronteras.

Hablando de fronteras, ¿cómo es tu relación con los migrantes en Estados Unidos que escuchan tu música?

̶ Con Joe [su representante] trabajo desde hace doce o trece años, juntos formamos una disquera independiente y gracias a su labor, cuando crucé ya había mucha gente que me esperaba y conocía mi música, además están los paisas, la infinidad de mexicanos. Hay lugares, como Los Ángeles, donde uno se siente en casa, ni siquiera hablas inglés y puedes comer frijoles y tortillas. La mayoría de mi público son latinos: salvadoreños, guatemaltecos, hondureños. Sin embargo, los migrantes mexicanos esperaban una voz mexicana que los representara en el género del rap, que llegara de México y se plantara en un escenario para hablar de los problemas migratorios. Eso me ha convertido en un ícono porque hay muchos raperos que hacen alusión al país, pero son chicanos y cobran en dólares; en cambio, cuando ven mis videos, los migrantes se identifican con las imágenes de lugares como Guadalajara o Michoacán. 

En Estados Unidos están deportando a generaciones anteriores de migrantes sin papeles, pero con hijos o nietos en situación legal. Te hablo de familias que viven separadas a causa de las nuevas políticas y de regresar al país, se traducirán en más mexicanos buscando empleo. Son demasiados temas que la gente no toma en cuenta y tenemos que hablar de ello. No conozco otro género musical que se tome tan en serio los problemas sociales. En México, el rock lo hizo en su momento con grupos como el TRI, también los Tigres del Norte, pero el rap siempre ha tenido la protesta como bandera.

Yo tengo enemigos por defender mis ideales,
amistades que se volvieron materiales,
un demonio a la izquierda que impulsa mis malas,
y un ángel a la derecha al que le corté las alas.
[C Kan, La vida no la tienes comprada]

Esta es su primera visita a España que, confiesa, estaba loco por conocer. Viene a realizar una colaboración con José Andrés Izquierdo o Magic Magno, el rapero madrileño que pertenece a una nueva generación de músicos españoles influenciados por ritmos que van del flamenco a lo más latino, como el reggaetón. Al parecer, C Kan también tendrá un encuentro con Pipo TI, a quien define como un artista mítico de reggae. Le pregunto qué sabe de España y responde que muy poco, aunque todas las personas con las que ha tenido trato han sido en extremo amables y le han hecho sentir de maravilla. No obstante que el mundo se globaliza cada vez más, la información que tiene sobre la crisis de refugiados, la guerra en Siria, el Brexit en Reino Unido o el porcentaje de parados en España, es mínima.

̶ Todos los temas que afectan a la humanidad deben importarnos, no solo a mí. Si no los toco, es porque no tengo suficiente conocimiento, pero es ilógico que se gasten millones para enviar fierros a la luna, mientras la vida aquí se está muriendo. En el coche veníamos hablando de Akon, un artista estadounidense que estuvo en prisión  ̶ su lema es Konvict Muzik ̶ , y al salir viajó a África para instalar paneles solares mediante el proyecto Akon Lighting Africa [Akon iluminando África]. Necesito acercarme, estar en medio del sufrimiento para sentirlo.

Estarás pocos días en Madrid, ¿qué piensas hacer aparte de tus compromisos profesionales?

̶ Vengo a conocer España. Quiero caminar por sus calles y observar las construcciones. Sé que los españoles son muy apegados a la cultura y todavía se dan tiempo para tomar el té y leer, contrario a lo que sucede en México, donde la mayoría de los jóvenes quieren ser blogueros o youtubers. Y mi ciudad, cada vez más, parece un pequeño Silicon Valley. A lo que todavía no me acostumbro es a la comida, extraño el picante.

Aunque el Atlántico lo separa de México, el pensamiento de C Kan está en su país y durante la entrevista regresa continuamente a él. Ahora hace mención de Los Porkys, los jóvenes pertenecientes a la élite mexicana acusados de agredir sexualmente y violar a Daphne Fernández en el estado de Veracruz, en 2015. Como espuma de cerveza, el caso se regó en la prensa internacional: Los Porkys huyeron y uno de ellos, Diego Cruz Alonso, fue capturado en Madrid en mayo de 2016 y extraditado a México donde un juez aprobó el amparo con el que logró su libertad.

̶ En España, el tema de Los Porkys está en los diarios y eso es muy bueno, porque se debe que conocer en otras partes del mundo y alzar la voz en pro de los mexicanos. Cuando voy a Estados Unidos todos preguntan por México y la gente se impresiona con las cosas que pasan. Los medios también contribuyen, CNN solo muestra imágenes de cabezas colgando en un puente, pero yo les digo que México no es únicamente hablar de violencia o de El Chapo y Peña Nieto.

En José Luis, la influencia de Snoop Dog, el artista de Long Beach y representante del West Coast Rap, es evidente. Recuerda que, al verlo, se maravillaba con la voluminosa y larga cadena de oro que su ídolo lleva en el cuello, también con los pantalones Jordan que C Kan ya no anhela porque los tiene, porque los puede comprar.

̶ ¿Por qué no? La gente sabe de dónde venimos, es parte de lo real. Ahí está MC Davo, al que tachan de “fresa” [pijo] por su forma de vestir y por cantarles a las niñas, pero no tiene nada de poser, es una de las personas más reales que conozco. También está Danny Ahn, que usa skinny jeans porque ese es su estilo y no aparenta ser lo que no es.

¿C Kan y José Luis son la misma persona?

̶ No. José Luis estaría en el baratillo, en el tianguis, caminando por los barrios, por La Jalisco. Hubo un tiempo que C Kan tuvo chofer y seguridad, pero yo prefiero estar solo, tomar la libreta y escribir. Esas son mis raíces. Me gusta ser Luis y que me vean como uno más. Cuando bajo a mi barrio los niños me saludan y hacen fiestas, ahí es donde puedo estar tranquilo. C Kan es la figura pública y no puede hacerlo. Son distintas personas. A veces quisiera haber sido luchador, para quitarme la máscara y seguir con mi vida normal.

Después de este éxito, ¿qué te falta?, ¿qué está por venir?

̶ A nosotros nos falta difusión, es la única queja. La música ya está hecha, solo necesitamos que los medios de comunicación den a conocerla. Quiero hablar de diversos temas en mis canciones, decirle a la gente, por ejemplo, que no debe preocuparse por el muro fronterizo; es más, nosotros deberíamos construirlo para que no pasen armas a México ni construyan más hoteles en nuestras playas. Ahora resulta que en Cancún tenemos que hablar en inglés y pagar en dólares… Me preocupa el mundo en general. Estamos en 2017 y hay cosas que no puedo creer que todavía sucedan, como la guerra. Y es que nos tienen tan hundidos, si no apagas la televisión no te das cuenta. Cuando escuchan lo que digo, supongo que mucha gente debe decir “este loco tiene la razón”.

…La calle exige coraje y respeto,
quiso burlar y se murió en el intento,
te voy a dar dos balas si te encuentro,
seguro vas a quedar incompleto.
[C Kan, Coraje y respeto]

En los lugares públicos, como un parque de diversiones, el hijo de C Kan se extraña al ver a la gente alrededor de quien es, sencillamente, su padre. Supone, imagina que alguien le hace fotos porque le gustó la playera que lleva puesta. En esta ocasión, C Kan usa una playera roja con la imagen del Rey León, el de la película, y la frase Hakuna Matata. Y como Snoop Dog, también porta una cadena que tiene grabados su nombre y fecha de nacimiento. Chaqueta azul, la típica colegial, lentes oscuros, una gorra, unos jeans. Llegó a Madrid vía Los Ángeles y viene acompañado de su equipo de trabajo, alrededor de seis personas.

Su producción más reciente es Días de sol, un álbum “alegre y audible en el que también hay protesta” y con el que intenta plasmar su disfrute de la vida y de esta prosperidad que desentona con el pasado entre pandillas locales que  ̶ comenta ̶  imitan el comportamiento, la vestimenta y los códigos de las estadounidenses. Pero C Kan afirma que él no tiene colores, solo representa a México. Y como que es más abierto, incluso escribe canciones para mujeres porque ser rapero no le impide expresar sus sentimientos y tener éxitos comerciales, como le ocurrió a Chubb Rock en los años noventa.

Ya sé que te perdí
porque el brillo que había en tus ojos yo lo apagué
y que soy el culpable de un corazón roto que marchité
y ahora que te vas no me atrevo a decir que te quedes aquí.
No te merezco a ti
[C Kan, No te merezco ft. Melodicow]

̶ Los raperos tocamos cualquier tema, no solo gangsta rap. Hablamos de amor, de poesía, como Nach, que para mí es un poeta. En Oaxaca, al sur de México, tienen mayor conocimiento de la cultura y de la historia, por eso su forma de componer es tan distinta a la nuestra, mucho más apegada al trap que se hace en Estados Unidos. 




Canciones que hablan de zorras, de morras, de buenos culos y de tetas. Disparos, fama, mujeres y metralletas. Seudónimos que aluden a cuerpos específicos y anécdotas indescifrables para el que escucha desde fuera. Letras sin piedad, sin censura, sin demasiado argumento. C Kan canta sobre “acabar en el infierno” y se las ingenia para hacer lo imposible: que “miedo, sangre, esquinas, dolor” rimen con cualquier otra palabra. Desde sus ojos, nos muestra un prontuario de la realidad mexicana de tal hostilidad, que ni la música ni los efectos acústicos consiguen matizarla. En algunos videos, pareciera que el caos generado por la guerra contra el narcotráfico es la nueva diversión de una juventud excluida, abandonada en el gueto. En otros, da la impresión de que esos mismos jóvenes quisieran ser alguien más, otra cosa, pero no lo que son.

Esta vida me encanta, me gusta,
la gente me juzga,
dicen que allá fuera los enemigos me buscan, pero no se luzcan que nada se buscan
yo vivo real, sus amenazas no asustan
[C Kan, Esta vida me encanta ft. Zimple, Don Aero,]

José Luis, en contraste, es amable y sonríe con mucha más frecuencia que C Kan en sus clips, en los que predominan las miradas pesadas, desafiantes, producto de una sobredosis de rabia y encono que a estas alturas aún no revela lo peor de sus secuelas. ¿Qué representa este rap? ¿Una narrativa impuesta, la devaluación del raciocinio? ¿Es una estrategia mercadológica o una llamada de auxilio que la sociedad y el gobierno prefieren dejar para mañana? ¿Acaso liberación, un vómito del veneno que hora tras hora ingiere un país entero? Para José Luis ha sido la forma de sacar adelante a su familia, de que su hijo sienta orgullo y de honrar a sus padres. Son sus cicatrices en la hipodermis, sus heridas expuestas, su anarquismo, su soledad y su resistencia personal frente al sistema. También son su esperanza y su deseo de crear, en lugar de destruir. Es el cielo encapotado de la posverdad y los días de sol en un mundo fascinante, donde nos sentimos desacomodados, que nos cuesta creer y que no comprendemos.

¿Qué le quieres decir a tus seguidores en México y a la gente en España?

̶ A la gente de México: que se puede llegar hasta aquí y que estoy agradecido con ellos y con mi tierra. A los españoles: que se den la oportunidad de conocernos, de escuchar rap, a cualquiera. Hay quienes aseguran que “si son raperos, son criminales”, pero no es cierto. En diversas entrevistas solo me preguntan por qué me llamo C Kan, de dónde soy y cuánto tiempo llevo rapeando, that’s it. He pasado días enteros respondiendo las mismas preguntas y entonces soy yo quien se pregunta ¿de verdad eres un reportero? Caray, con un tuit brindo más información sobre mi música que la que aparece en los medios.

Entrevista originalmente publicada en Zero Grados.

C Kan © TEN


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