EPISODIOS SONOROS - Pan con miga 4: Los motines del pan
Bienvenidos a este breve espacio que privilegia la voz humana frente a la imagen; la comunicación frente al ruido; la reflexión pausada frente a las respuestas o satisfacciones inmediatas; los vínculos comunitarios frente al individualismo. En fin, los sujetos frente a los productos. Esto es EPISODIOS SONOROS, un proyecto periodístico y cultural que surge a partir del trabajo cotidiano y las experiencias que derivan de tener una panadería artesanal en un barrio de Madrid.
GLORIA SERRANO
Mi amiga Talina es doctora en
economía, vive en Cataluña y es profesora en la Universidad Autónoma de
Barcelona. Para ella, me dice, “el pan significa revolución. Es por el pan que
los trabajadores han luchado históricamente siempre que han vivido en situación
de pobreza o miseria”. Y me explica: “Quienes están y han estado en esa condición
han buscado un trozo de pan como primer alimento. No una fruta, no una patata,
un pan. Es el pan que robó Jean Valjean en Los Miserables de Víctor Hugo. Goya,
Manet, Monet, Dalí, Da Vinci, todos ellos han pintado obras en las que aparece
el pan”.
Recién leí sobre los motines del pan o de subsistencias, las revueltas populares que sucedieron en distintos
momentos, por la especulación en el precio de los granos o por su
acaparamiento. También por la escasez de agua y de otros alimentos básicos. Los
ha habido en Francia, en Marruecos, en Rusia, en Estados Unidos, donde sea que
falta lo que no debe faltar. En España aún se recuerdan los de Catilla
y en Madrid el Motín de Esquilache, cuando era rey Carlos III.
Hurgando en la web, descubrí que
para Mariano Sigman, director de Human Brain Project, “la conversación es la
fábrica de ideas más importante que tiene el ser humano”.
Conversando con mi amiga,
insiste: “es urgente rescatar lo esencial para la vida: lo palpable, lo sociable,
lo común, lo cotidiano”.
Y para mí, quizás sería
conveniente revisar esos motines y adaptarlos a la realidad actual. Motines que
comiencen por lograr una complicidad social para, juntos, redefinir nuestras
necesidades. Para producir menos y consumir mejor. Para establecer reglas de
mercado que pongan la vida en el centro. Motines para, sencillamente, regresar
a la dieta mediterránea, comenzando por comprar buen pan a un precio justo. Pan
bueno que en verdad nos alimente.
Nos escuchamos pronto…
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