Especial #15M: en retrospectiva y hacia adelante

Celebración del Quinto Aniversario del movimiento #15M. Madrid, España 2016. © G. Serrano.

"Porque cuando nos juntamos somos capaces de cambiar el mundo, de llenar plazas, de romper las estructuras, de tumbar gobiernos, de denunciar abusos y de demostrar que no somos esa generación desencantada a la que nada le importa. Lejos de eso. Estamos con los dreamers (soñadores) y somos comunidad. Podemos ser generosos y creer".

Teatropedia, Colombia.

2011 - 2018: Una revisión del #15M, los indignados en España, en su séptimo aniversario y a cincuenta años de Mayo del 68.

(Visita la galería de imágenes del Séptimo Aniversario al final del texto).

Texto publicado en

19 de mayo de 2016

Unirse, articularse, imaginar que otra sociedad es posible. Una crónica de las utopías compartidas al calor del verano, y del momento...

Mayo. 2016. Es un atardecer fresco de domingo y de San Isidro en el que recorro —con paso lento— la calle Alcalá de Madrid que rebosa de gente durante la celebración del 5° Aniversario del 15M, el movimiento de los indignados que en 2011 ocupó y estremeció las plazas de España para gritar, todos juntos, cosas como: “Lo llaman democracia y no lo es”, “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir” o “No hay pan para tanto chorizo”.

Camino entre la multitud, entre periodistas y curiosos; haciendo una ráfaga de fotos, cruzando de un lado a otro y esquivando cámaras, micrófonos, pancartas, carriolas y sillas de ruedas, hasta que aquel sonido logra toda mi atención. Es como entrar en un trance personal y profundo, ya solo tengo ojos para ver sus sonrisas y oídos para escuchar el resonar de tambores, sonajas y cascabeles perfectamente acompasados con la oscilación de sus cuerpos. Es un grupo de personas que, al clamor de “Sí se puede” y “Dignidad”, de a poco convierte esta concentración en una auténtica fiesta. La percusión, el golpe que rítmicamente lanzan no es sobre la piel lisa y estirada de sus instrumentos, sino directo en la médula de quienes nos encontramos aquí —ahora eufóricos, sintiéndonos poderosos— aguardando a que la magia suceda, una vez más como hace un lustro.

Celebración del Quinto Aniversario del movimiento #15M. Madrid, España 2016. © G. Serrano.

“Rescatar la democracia”, “Indignados: unidos o vencidos”, “Ni un desahucio más”, “El TTIP nos devora”, “S.O.S. periodistas México”, “Ayer emigrábamos, hoy discriminamos”, son solo algunas de las consignas variopintas que se leen al pasar —este día, en este momento— por una de las avenidas principales y más emblemáticas de la capital española. Así llegamos miles hasta la Puerta del Sol, mientras la batucada sigue estimulando el ánimo, las subjetividades y sensibilidades de todos los asistentes, estos que luchan contra el desempleo y a favor de los refugiados, de quienes que no conciben a ningún ser humano como ilegal, de los que se han quedado "sin casa, sin curro, sin pensión", pero también sin miedo.

Cinco años después están quienes aseguran que el movimiento se politizó, que lo engulló esa máquina devoradora de migrantes, pobres, activistas y conciencias: el sistema. Otros se preguntan por qué la indignación dejó Las Cibeles y regresó a sentarse en el cómodo sillón de una corrala. Algunos más —los he visto— ahora integran colectivos y asociaciones vecinales. Son feministas, anarquistas, gestores culturales, profesores universitarios, periodistas independientes, urbanistas amateurs, intelectuales, jóvenes creadores.

Celebración del Quinto Aniversario del movimiento #15M. Madrid, España 2016. © G. Serrano.

En todos los casos son una disrupción, una legión de visionarios que se han atrevido a proyectar un barrio, una ciudad, un país, un mundo. En definitiva, un modo distinto de vivir en comunidad. Y hoy, en este lugar de encuentro, de paso, de visita obligada para turistas, se han reunido nuevamente para insistir en que no seamos ingenuos, que esto no se trata de política sino de la vida. Mientras sucede, esta derivación de la samba que sigue marchando a tambor batiente me recuerda a aquel joven italiano, Giuseppe Impastato, y la cinta Los cien pasos (l cento paso, 2000), concretamente el diálogo que sostiene Peppino —el protagonista— con Salvo Vitale, su camarada fiel:

̶ Olvídate de la política, la conciencia de clase y toda esa mierda. Alguien debería enseñar a la gente cómo reconocer y preservar la belleza.

̶ ¿La belleza?

̶ Sí, la belleza es importante. Todo lo demás viene de ahí.

Reconocer, preservar la belleza. Díganme ilusa, pero viéndolos, podría afirmar que ellos, los que con su música acentúan el coraje compartido de manifestarse, están aquí por y para eso: reconocer, preservar la belleza. Tal vez sea lo que quieren enseñar con cada redoble. Tal vez deberíamos hacerles un poco de caso y creer que sí, que todo lo demás viene de ahí.

Celebración del Quinto Aniversario del movimiento #15M. Madrid, España 2016. © G. Serrano.

Lecturas complementarias:

1. Libro Pasado mañana. Viaje a la España del cambio. El periodista Bernardo Gutiérrez (Madrid, 1975) propone un paseo por el pasado reciente para acercarnos al futuro como sinónimo de esa cumbre que, en estos tiempos, se vislumbra inalcanzable.

2. Libro Paisajes Insurrectos. Jóvenes, redes y revueltas en el otoño civilizatorio. “De la complicidad de los cuerpos enredados en las calles y en las redes”, Rossana Reguillo (México, 1955).

3. El tiempo de las cerezas. Ecos entre el último congreso anarquista y el 15M. Ensayo.
4. El desencanto del 15M: de asaltar los cielos al acomodo.

En imágenes: una de las diversas derivas del #15M en 2018. El relato que no termina: