Fotografía callejera: Si no lo ves, es porque no lo miras

Plaza Robert Capa, barrio de Vallecas, Madrid 2018. © G. Serrano

“No hace falta recurrir a trucos para hacer fotos en España. No tienes que hacer posar a nadie ante la cámara. Las fotos están ahí, esperando que las hagas". Robert Capa

Palabras clave: mirar, okupar, (re)apropiar, innovar, ciudades, calles, espacios, mapas, paisanajes, cuidados, urbanismo, territorios creativos, cartografías sociales, nuevos imaginarios, ecosistemas culturales, ciencia ciudadana, conocimiento amateur, bien común, inteligencia colectiva, conexiones improbables.

Pensar, experimentar, experienciar... amar nuestras ciudades

Sí, amar nuestras ciudades. Aunque este es un verbo sumamente vapuleado —por la publicidad, por las novelas rosas, por el amor romántico, incluso por nosotros mismos cuando pensamos la vida solo en modo digital—, para el fotógrafo Robert Adams "no debemos avergonzarnos de tener corazón" y, por ello, es posible "expresar el afecto que sentimos por lugares que son hermosos de manera natural". Desde su perspectiva, “en una era de armas nucleares, sobrepoblación y calentamiento global, necesitamos más que nunca aquello que el arte solía proporcionar”.

Para mí, y en este mismo sentido, el periodismo en todos sus formatos y a través de todos los géneros lleva implícito el mismo anhelo, hacer arte para mostrar la belleza del mundo, aun la más alejada de nuestros parámetros, la más dolorosa, la más contradictoria. Cuando digo periodismo me refiero al viejo oficio de contar la vida tal como se muestra. Para hablar de urbanismo, coincido por igual con el fotógrafo Rian Dudon, para quien "las imágenes no solo documentan los cambios en las ciudades; también informan e influencian el proceso".

Por eso mismo pienso mucho en el espacio público como el espacio común que determina las ciudades y a sus habitantes. Pienso mucho en los territorios, los breves y los extensos. En los usos de una banca en el parque, por ejemplo. En la Ciudad Princesa de Marina Garcés. En el impacto social que tiene para un barrio el constante rodar de maletas y en las posibilidades que brinda la imperfección de la convivencia en el barrio madrileño de Lavapiés. En la defensa del comercio local, de las tiendas de alimentación y de los bares de tapas. En el letrero que colocó Gema en el barrio de Usera para anunciarse como “niñera de chinos, incluidas noches y fin de semana”. En la exposición De Lavapiés a la Cabeza, fotografías del Lavapiés de los 80, de Marivi Ibarrola. Y en el grafiti que dice “¿Qué es un barrio sin todo aquello que lo ha hecho barrio? Nada”.

Pienso, en fin, en las plazas, las calles, las aceras, los muros, los postes de luz como archivos para la memoria y espacios donde sucede el descubrimiento, la improvisación, el conflicto y —si queremos, si observamos— el encuentro.

Barrio de Malasaña 2018 © G. Serrano.

Digamos que...

Mi oficio es ofrecer un punto de vista etnográfico. Es encontrar un fondo diferente en una imagen que ya se ha repetido cientos de veces. Es dejar algo que sea de interés en el futuro. Es descubrir qué significa ser tal o cual persona. Es provocar que alguien diga: “Nunca había visto o leído sobre este asunto”. Es describir, con palabras, no el rojo de la sangre, sino el gris de la muerte —el de la desigualdad, la violencia de género o la pobreza. Es salir al mundo y enamorarse de la densidad, del peso de la gente. Es buscar el detalle con la misma intuición que un músico de jazz. Es narrar la existencia cotidiana para concluir que esto no es una película, que esto trata de la humanidad.

Es buscar dentro del caos un momento de claridad. Es vagar por las calles y darse cuenta de que todo está vivo. Es desarrollar una sensibilidad que te permita leer la cultura y preguntarte: ¿qué significa, para mí, sentir la vida? Es afirmar: “Solo yo puedo ver esto, así”. Es narrar la locura para mantener la cordura. Es profundizar en la narración de un hecho; comprender que todo sucede al mismo tiempo y que es imposible seguir el ritmo de una ciudad, de un país, del mundo.

Es salir a las calles y pensar en términos de danza, como un bailarín, para comprender el espacio, cada espacio. Es documentar cómo suceden las cosas. Es involucrarse sabiendo que no se trata de ti, como periodista o como individuo, sino de ti como comunidad. Es hacer de tu trabajo algo importante y significativo para los demás.

Es describir los minúsculos intercambios que suceden todos los días*, tomar una rebanada del momento para contarla, extrayendo un aprendizaje. Es aspirar a que nuestros lectores sean alguien distinto después de leer. Es no siempre lograrlo, pero seguir insistiendo, intentar hacerlo bien. Es un viaje hacia el descubrimiento del otro. Es más reflexión que mediatización. Y hacer fotografías con las palabras y a la inversa. Como definió Cartier-Bresson, “ver y sentir, es el ojo sorprendido el que decide. Es poner en la misma línea de mira el ojo, el alma y el corazón". Es nuestra "memoria en trozos de papel”. Es saber mirar, para saber decir **.

Okupen este espacio repleto de miradas, consecuencia inevitable de errar por barrios y plazas con el único fin de permitir al cuerpo que experimente lo habitual, la belleza en el existir de la gente y de una ciudad. Por el momento, Madrid.

Bienvenido a "Saber Mirar", galería de imágenes urbanas 

Madrid 2016 - 2018.


Madrid 2018 © G. Serrano.


* Lee Caminar o entrenarse en el oficio de vivir, texto publicado en el monográfico El arte de caminar. Un viaje a escala humana de Altaïr Magazine.



** Lee la entrevista y reportaje Gráfica feminista: En el muro de la memoria de la periodista Ana de Blas en Nueva Revolución

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