De libros e inmersiones
Inmersiones (Universitat de Barcelona Ed., 2017) © Librería Altaïr |
Recomendar un libro puede ser tan
aventurado o decepcionante como acudir a una cita a ciegas. Y leer las sinopsis
de las editoriales, tan parco como buscar un "alma gemela" moderna en Tinder. En cuestión de
libros —¿de amores?— están quienes siempre van a la segura y quienes apuestan por
los hallazgos con otros géneros, con otros autores, con otros temas. Con soplos
de vida fuera de Netflix.
En lo personal, concuerdo con el escritor Fernando Araujo cuando dice que: "Uno habla de libros, y oye las
interpretaciones de miles de lectores, y concluye que no hay Lectura, sino
lectores, y que incluso, cada lectura conlleva a una versión distinta, así sea
de la misma persona con el mismo libro".
Entre su repertorio, Ramón J. Soria Breña —sociólogo, antropólogo y cocinero— sugiere la lectura de Thorstein Veblen, de Werner Sombart y de Pierre Bourdieu. Tres autores para adentrarse en la crítica del lujo como un distintivo de las sociedades capitalistas. Y por mero gozo, Al oeste con la noche, de Beryl Marcham.
Entre su repertorio, Ramón J. Soria Breña —sociólogo, antropólogo y cocinero— sugiere la lectura de Thorstein Veblen, de Werner Sombart y de Pierre Bourdieu. Tres autores para adentrarse en la crítica del lujo como un distintivo de las sociedades capitalistas. Y por mero gozo, Al oeste con la noche, de Beryl Marcham.
En días pasados, y con propósitos
más específicos, un amigo me insinuó leer Literatura
electrónica. Nuevos horizontes literarios, de N. Catherine Hayles. Y ahora
comienzo con Paisajes insurrectos. Jóvenes, redes y revueltas en el otoñocivilizatorio (NED. Nuevos Emprendimientos Editoriales, 2017)
de una investigadora insurrecta, la mexicana Rossana Reguillo. Pero antes supe del texto más reciente de la
periodista María Angulo Egea, uno sobre el que escribí a raíz de su
presentación en el V
Congreso Internacional de Periodismo organizado en Málaga por la Fundación
Manuel Alcántara:
Presentación del libro Inmersiones, V Congreso Internacional de Periodismo, Málaga 2017. © G. Serrano |
Inmersiones.
Crónicas de viajes y periodismo encubierto (Universitat de
Barcelona Ed., 2017) es una obra que camina pausado y mira a los bordes para
poner el foco en los relatos que no aparecen en los diarios, pero que dan
cuenta de lo que nos pasa.
María Angulo Egea, autora de Inmersiones. Crónicas de viaje y periodismo encubierto. |
“Es una mezcla de textos y un
registro amplio de voces: de derecha a izquierda para ver su confluencia, o no.
Buscaba concretar un libro que partiera del reporterismo para documentar distintas
subjetividades”, explica la autora que en el proceso de edición contó con los
aportes de un contador como Roberto Herrscher,
penetrante para percibir sensaciones y emocionarse ante la estética de un
instante o de un sujeto. Ambos nos metieron en una conversación casi familiar
en la que el viaje —como desplazamiento físico y narrativo— fue el punto
central.
Inmersiones es eso, una zambullida al periodismo hecho por mujeres,
pasando por la pionera Nellie Bly y hasta llegar a Gabriela Wiener. “Las mujeres tenemos una capacidad
particular de empatía. Como ya dijo Leila Guerriero, cada uno viene con un
bagaje que condiciona tu mirada periodística y el género está incluido. Hay
territorios que solo puede contar una mujer”, remató esta cronista y profesora en
la Universidad de Zaragoza, insistente en derribar las barreras que —todavía—
separan a las mujeres de los hombres en la práctica profesional. Para terminar,
Roberto Herrscher señaló una verdad que no puede ingorarse: “Son historias de conquista. A las mujeres no
les han regalado nada y este libro es lo que representa”.
El 2 de noviembre Inmersiones se presentó en la Librería Altaïr de
Barcelona; en esta ocasión fueron los periodistas Pere Ortín y Silvia Cruz Lapeña
quienes acompañaron a María Angulo en un diálogo nutrido de literatura, viajes
y periodismo al estilo de H. S. Thompson.
Presentación del libro Inmersiones (Universitat de Barcelona Ed., 2017) © Librería Altaïr |
“De los diversos instrumentos del
hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de
su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el
teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada,
extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión
de la memoria y de la imaginación”, pensaba Borges. Después de Internet, con
sus redes, en medio de la revolución digital, sigo pensando igual: el libro
es otra cosa. Es la vía más rápida de llegada a un futuro posible. O de salida de la posverdad. Es una inmersión, sí, pero no a la nostalgia por la imprenta ni al centro de la Tierra cual novela de Julio Verne,
sino a un lugar el triple de vasto y extraordinario que pocas —muy pocas— veces exploramos: la parte más íntima del Yo, el interior de una caja negra que nombramos nosotros mismos.
Como Borges, eso es lo que quería decirles hoy.
Posdata: Los libros y la noche (1999), una película de Tristán Bauer:
Posdata: Los libros y la noche (1999), una película de Tristán Bauer:
El periodismo es una conversación, deja tu comentario.
Comentarios
Publicar un comentario