Fotorreportaje: Los Patojos, niñas y niños de Laguna Larga, Guatemala
Patojo es el nombre que recibe un niño "logrado”; es decir, uno que nació y ha logrado sobrevivir y crecer
hasta cierta edad. Patojos son las niñas y niños guatemaltecos que, hasta hace
unos meses, vivían en la comunidad de Laguna Larga y ahora se encuentran en
territorio de nadie, en la zona que hace frontera con México. Sus familias
forman parte de la larga lista de desplazados que dejaron casi cuarenta años de
conflicto armado en Guatemala. Esta es su historia, la de antes y la actual.
© Martín Zetina |
Fotografía: Martín Zetina
Investigación: Gloria Serrano / Martín Zetina
Esos
locos bajitos
“Niño,
deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no
se hace, que eso no se toca”. Así canta Serrat para referirse al modo en que los adultos
nos relacionamos con las niñas y los niños, esos locos bajitos a los que pocas
veces consideramos al tomar decisiones, pero que son, en todo el planeta,
alrededor de 2,200 millones. Aunque no todos en el mejor contexto: UNICEF, la
agencia de Naciones Unidas dedicada a proteger los derechos de la infancia,
informa que existen 3,1 con desnutrición grave y 8,3 que requieren vacunas
contra el sarampión. También que a diario mueren 1,400 menores por enfermedades
diarreicas, por ejemplo.
Niños y niñas: refugiados sirios en edad escolar que no están
matriculados en la escuela. Niñas y niños: más de quinientos que han sido
usados como escudos humanos o combatientes en la República Democrática del
Congo. Niños y niñas: dedicados a trabajar para ayudar a sus familias, que son
maltratados física o emocionalmente, que están infectados por VIH o que carecen
de registro de nacimiento, por ejemplo.
“Cargan
con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro
porvenir. Por
eso nos parece que son de goma y que les bastan nuestros cuentos para
dormir”. Pero, como verán, no les bastan.
Decir
Guatemala
De inmediato se piensa en Antigua. Pero decir Guatemala es
decir, además, “Lugar de muchos árboles”, en náhuatl. Y República de Guatemala,
su nombre oficial. Y un país situado en Centroamérica que al norte limita con
México, al este con Honduras y Belice, al sureste con El Salvador y al sur con
el Océano Pacífico. Y un territorio de manglares y bosques nublados que habita
el pueblo maya. Y una civilización mesoamericana que fue conquistada por los
españoles y logró su independencia en 1821, aunque después fue el Reino de
Guatemala y parte de la República Federal de Centroamérica, hasta 1847. Una
nación que tuvo gobiernos dictatoriales y una revolución en 1944. Y un
Movimiento de Liberación Nacional y después una guerra civil que comenzó en
1960 y terminó en 1996 con la firma de los acuerdos de paz.
La historia a veces se olvida. Pero decir Guatemala es
recordar el rostro de Ernesto Che Guevara, fotografiado por Alberto Korda y
Elliot Erwitt, entre otros. Y los tiempos de la Guerra Fría, cuando el gobierno
estadounidense intentaba frenar cualquier influencia soviética —léase comunista— en Latinoamérica. Y la presencia de la United Fruit
Company con el constante intervencionismo de Estados Unidos en los asuntos
políticos del país. Y la reforma agraria propuesta por el comandante Jacobo
Árbenz durante su gobierno, de 1951 a 1954. Y el golpe de estado de 1954 para
derrocar al presidente electo por la vía democrática. Y la figura del
expresidente Otto Pérez Molina —ahora acusado de asociación ilícita,
cohecho pasivo y defraudación aduanera— y
la de Rigoberta Menchú —la indígena
defensora de los derechos humanos, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992—. Y casi medio siglo del conflicto armado que derivó
en más de doscientos mil muertos, cuarenta y cinco mil desaparecidos y
alrededor de cien mil desplazados de sus tierras, dicho por la Comisión para el
Esclarecimiento Histórico. Una crisis prolongada que se muestra en el
documental Cuando tiemblan las montañas
(1983), dirigido por Pamela Yates.
Decir Laguna
Larga
Laguna
Larga es una zona protegida en Petén, departamento de Guatemala, que forma
parte de la Reserva de la Biosfera Maya, decretada en 1990 por la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El
Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) afirma que el grupo de campesinos
—110 familias, 410 personas; aunque hubo medios que en un inicio informaron mayor
o menor cantidad— permanecían en la zona desde 2001 de manera ilegal. En este
contexto, a finales de mayo de este año se supo que la Policía Nacional Civil
(PNC) iniciaría con el desalojo a fin de recuperar el área que ahora se
encuentra vigilada. Sin mayor estrategia ni ayuda de por medio, en la víspera los
pobladores decidieron desplazarse hacia otra de las zonas que hace frontera con
México e improvisar un campamento. Fue el 3 de junio, hace tres meses, cuando la
PNC, el Conap y el ejército entraron a la zona y al encontrarla vacía
comenzaron con la destrucción de las viviendas.
Laguna
Larga no es la única comunidad que se encuentra en esta situación, existen
alrededor de treinta y siete comunidades dentro o en los alrededores del Parque
Nacional Laguna del Tigre y otras veintidós en el Parque Nacional Sierra del
Lacandón. Según comentan los propios desplazados, el gobierno de Guatemala
pretende desalojar 18 comunidades en el 2017. Laguna Larga es la primera. Paradójicamente,
en el 2006 la Conap y la municipalidad de San Andrés reconocieron a Laguna
Larga bajo el título de caserío o polígono y en un área denominada de usos
múltiples repartieron 235 porciones de tierra destinadas a la agricultura,
actividad de la cual dependen los pobladores. Este terreno se encuentra dentro
de los quince kilómetros permitidos, cómo lo señala el Artículo 123 de la
Constitución de Guatemala:
Artículo 123.-
Limitaciones en las fajas fronterizas. Sólo los guatemaltecos de origen, o las sociedades
cuyos miembros tengan las mismas calidades, podrán ser propietarios o
poseedores de inmuebles situados en la faja de quince kilómetros de ancho a lo
largo de las fronteras, medidos desde la línea divisoria. Se exceptúan los
bienes urbanos y los derechos inscritos con anterioridad al primero de marzo de
mil novecientos cincuenta y seis.
La
región cuenta con maderas, una laguna y petróleo, además de la zona
arqueológica de Las Guacamayas, a escasos cinco kilómetros. Aunque a los
habitantes se les acusa de tener nexos con el narcotráfico, dedicarse a la tala
clandestina, a la ganadería y al comercio de armas, ellos dicen que se ocupan
en la siembra de frijol, maíz, chihua y chiles, tabaquero y costeño, que venden
en El Desengaño, una “comunidad espejo” que se encuentra —tan solo— a 14
kilómetros de distancia en el municipio de Candelaría, en el estado de
Campeche, México.
No
confían en el gobierno guatemalteco, pero consideran que su cercanía con México
representa una forma de hacer presión, mantener las negociaciones, recibir
apoyos internacionales y exigir su regreso a Laguna Larga. Aquí, como en tantas
otras partes, la religión tiene un peso importante. Actualmente predominan
seis: católica, el camino bíblico, la profecía universal, el evangelio
completo, la asamblea de Dios y la Iglesia adventista del séptimo día. Mientras
las autoridades deciden cómo y cuándo resolver el conflicto, rezar es una de
sus apretadas alternativas. Constantino Vázquez —Don Tino, como le dicen— es el
presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo Local (COCODEL) y hace la
función de líder espiritual o el equivalente de sacerdote en la religión
católica.
Decir Los Patojos: las niñas y los niños
logrados
De
los 410 guatemaltecos que vivían en Laguna Larga, 105 son niños y niñas que en
estos momentos enfrentan una situación aún más difícil y vulnerable. Los
Patojos, como se les conoce, son niñas y niños que no cuentan con tres
garantías básicas, tres derechos establecidos a nivel constitucional:
Artículo 1.- Protección
a la Persona. El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a
la familia; su fin supremo es la realización del bien común.
Artículo 2.- Deberes
del Estado. Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República
la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo
integral de la persona.
Artículo 3.- Derecho a
la vida. El estado garantiza y protege la vida humana desde su concepción, así
como la integridad y la seguridad de la persona.
Tos,
diarrea, fiebre, dengue, enfermedades de la piel y piojos son los padecimientos
más comunes en el campamento por el que también deambula la fauna del
ecosistema: serpientes Nauyacas y de cascabel, mosquitos, sobre todo mosquitos.
Las personas comentan que ya tuvieron un caso de paludismo y que dos mujeres
sufrieron un aborto por lo precipitado del desplazamiento. De momento y sin ser
médico de profesión, Elmer es quien se encarga de cuidar la salud de todos los
miembros —un voluntario y habitante de La Laguna—.
Los
Patojos no asisten a la escuela, sus días transcurren caminando descalzos entre
tiendas de campaña o refugios llanos; pescando mojarras en el mismo río donde
se bañan y las mujeres lavan la ropa, del que acarrean y toman agua. Por lo
general subsisten con lo que logran pescar y comiendo alimentos enlatados, pues,
abandonada en Laguna Larga y sin autorización para ingresar, la siembra de la
comunidad la dan por perdida. Pero en medio de la miseria Los Patojos se ríen,
se entretienen con juegos de mesa y un teléfono móvil. Ahora dibujan sus
viviendas —las que fueron sus hogares— tal como las recuerdan antes de que
fueran destruidas. Sus padres son desplazados históricos: indígenas o
campesinos despojados de sus tierras, líderes comunitarios amenazados de
muerte, luchadores sociales acosados por el ejército, todos mezclados con alguno
que otro kaibil en retiro.
Comentan
que fue durante el gobierno de Álvaro Colón —entonces presidente de Guatemala
(2008-2012) — cuando las amenazas de desalojo por parte de la Conap, la PNC y
el Ejército de Guatemala se intensificaron. En 2011, Genaro Reyes Galdámez, líder fundador de la comunidad de Laguna
Larga, fue asesinado. Se dice que su muerte se debió a problemas con miembros
de la comunidad, pero algunos creen que está relacionada con la existencia de
una pista clandestina destinada al narcotráfico que, supuestamente, Genaro
denunció ante el ejército.
Dos
meses después de su salida, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) realizó una visita al sitio. Luis Vargas, relator de la CIDH para
Guatemala; Álvaro Botero, secretario; Joana Zylbersztajn, miembro de la Comisión,
y Liliana Valiña, representante de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos
Humanos para Guatemala, llegaron en helicóptero y estuvieron cerca de dos horas
escuchando los testimonios de esta y de otras comunidades que también temen ser
desalojadas, como El Reloj y La Mestiza. Antes recorrieron el poblado
destruido. La72 Hogar Refugio para personas migrantes y el Equipo Indignación —ambos
de México— estuvieron presentes y se sumaron a la exigencia de “retorno,
reparación y justicia”. Estas organizaciones, junto con Voces Mesoamericanas y Resistencia
Civil de Candelaria, solicitaron a la CIDH medidas cautelares a favor de la
comunidad.
¿Desde
dónde mirar esta situación? Autor de El Hambre (Anagrama, 2015), el periodista
argentino Martín Caparrós afirma que hay cosas —tragedias, sufrimiento,
violencias— que nos deberían quitar el
sueño y se pregunta cómo podemos permanecer indiferentes ante ellas. Su
respuesta es sencilla: el daño al medio ambiente, pongamos, es visto como un
problema que tiene un impacto directo en nuestras vidas, nos afecta a todos. En
cambio, el hambre o la pobreza siempre son problema de otro. Afirmación que
también comparte el periodista Ramón Lobo, que lo explica así:
“Con
la llegada del Irma, Florida tuvo una atención informativa anticipada. Se
habló más de sus posibles daños antes de que el huracán pasara por el Caribe y
de Cuba, los más castigados. Todo está pasado por un tamiz
primermundista y blanco. Lo que no nos afecta no es noticia. Por ejemplo, India
y Bangladesh”.
Por
ejemplo, Los Patojos.
Bajo
esta lógica es que los ignoramos, quizás sin saber que existen 815 millones de
seres humanos “subalimentados”, alrededor de un 11 por ciento de la humanidad
que no come lo suficiente para nutrir su cuerpo. Y que muchos de ellos habitan
zonas de conflicto o son desplazados — casi seis de cada 10, indica la Organización
de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO) en su más
reciente informe—.
Como
sucede con Los Patojos.
Son
las guerras no televisadas de nuestro tiempo, las guerras calladas a las que se
refería Eduardo Galeano cuando escribió esto con relación a una fecha, el 17 de octubre: “Hoy es el día contra la pobreza. La pobreza no estalla como las
bombas ni suena como los tiros. De los pobres, sabemos todo: en qué no
trabajan, qué no comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, que no tienen, que no
piensan, que no votan, en qué no creen. Solo nos falta saber por qué los pobres
son pobres. ¿Será porque su desnudez nos viste y su hambre nos da de comer?”.
Los Nadies - Eduardo Galeano
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