¿Qué es?
© G.
Serrano.
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¿Qué es? – preguntan.
Es Manu Fernández cuestionando qué hacemos viviendo juntos y cómo
podemos vivir mejor. Él hablando, frente a un grupo de jóvenes en el MediaLab
Prado de Madrid, de las ciudades como espacios de control, de la
mercantilización de los lugares públicos, de las renuncias silenciosas –a los
parques, a las plazas, a las calles- que generan una pérdida de valor social. Él
explicando cómo las grandes urbes han perdido la capacidad para relacionarnos a
unos con otros y se han convertido en polis banales, mecánicas, prohibidas,
inhóspitas, excluyentes. Manu y su tesis doctoral “La Smart City como
imaginario socio-tecnológico. La construcción de la utopía urbana digital”.
Él, urgiendo la convergencia de disciplinas para “hacer ciudad”, sugiriendo
visibilizar lo que oculta el asfalto y la contaminación, invitando a hacer de
las urbes núcleos de innovación social y, de lo cotidiano, una pedagogía de lo
urbano.
© G.
Serrano.
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¿Qué es? – preguntan.
Es EVA, Espacio Vecinal Arganzuela, implicando a
más de treinta colectivos para gestionar que el abandonado Mercado de Legazpi,
en Madrid, se troque en un centro de reunión social. EVA y sus esfuerzos en
materia de conocimiento medioambiental, conciliación laboral, empoderamiento de
la mujer, alfabetización y memoria, apoyo escolar, movimiento asociativo,
integración cultural, participación ciudadana, deporte y tecnología. EVA, que
no es un ente indefinido, sino que son cientos o quizás miles de madrileños que
hacen tres simples cosas: trabajar, trabajar y trabajar para alcanzar sus propósitos.
EVA y el 1er Encuentro de Iniciativas
Ciudadanas que se realizó el 30 de enero, al que asistieron personas con
docena y media de motivaciones y otro tanto de compromiso. Todos, ahí reunidos,
empeñados en colectivizar sus experiencias personales y generar herramientas
para empoderar a otros ciudadanos.
© G.
Serrano.
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Hombres y mujeres que sonreían
eufóricos, que tropezaban con sus miradas y se escuchaban con consideración.
Ellos y ellas hablando -en un clima abierto y sin prejuicios- de economía,
gobernanza y modelos de gestión; refiriéndose a los paisajes conquistados, pero
también a la complejidad que encierra reapropiarse de mercados, fábricas,
ateneos, casonas y patios en desuso, como los que han ocupado La Casa Invisible en Málaga o el Ateneu Nou Barris en Barcelona o el CSC Luis Buñuel en Zaragoza. Ellas y ellos manifestando que es bueno ser tan distintos y que,
en esa hibridez, se pueden concretar aspiraciones compartidas. Los hijos e
hijas que parió el 15M en 2011, demostrando que este movimiento no ha quedado en
el olvido, dando continuidad a lo iniciado por los indignados, pero, además,
buscando ser ancho cauce para la imaginación y posibilidad de futuro para sus
familias y el resto de la comunidad.
EVA y los otros, concibiendo
la autogestión como un derecho ciudadano, tejiendo un entramado creativo al que
los gobiernos en sus distintos ámbitos y niveles le temen porque saben el
potencial que tiene. Eva y los otros, resueltos a no abdicar, a no ceder su
capacidad de decisión, al tiempo que dicen frases como “es muy emocionante
sentir todo esto”.
¿Qué es? – preguntan.
Es Bernardo Gutiérrez Sampa, durante el Madrid Creative Commons Cultural FestivalCCMad 2016, muestra de cine y
cultura digital, planteando a los asistentes repensar
la #RevoluciónGlobal. Él, enunciando los nuevos actores y las nuevas
plataformas comunicativas que surgen en las “glocalidades”, en los territorios
interconectados. Él, citando al guionista Guillermo Zapata que dice: “no se
trata de resistir, sino de crear”. Bernardo, el fotógrafo y sus capturas
múltiples de Río de Janeiro, la ciudad de Dios y del diablo, o de Tijuana, la
ciudad frontera. Él, el periodista de constantes saltos por Latinoamérica, con
paradas por el país que también narró Roberto Bolaño, México, el del Zapatismo
y el de los 43 estudiantes desaparecidos en el estado de Guerrero. Bernardo
describiendo la indignación “a la mexicana” que se suma a la oleada de luchas
internacionales. Los relatos de una época, la subjetividad compartida, una
crónica multicapas, nos dice.
Es Carmen Lozano Bright, la obrera
especializada en trabajo colaborativo, quien también interviene en el CCMad
2016. La periodista colombiana que indaga en las calles y en Internet, la que
utiliza la observación como método para aprender, entre otras cosas, de la
gobernanza de bienes comunes urbanos. Ella, la joven contestataria, objetando
este nuevo lenguaje que deja fuera de la conversación a los ciudadanos que no
son ni nativos ni migrantes digitales. Carmen, la que afirma que “la política
ocurre cuando se cuida la vida”, la misma que recomienda escuchar primero y
abrir la boca después, quien machaca con sacar las protestas sociales de los
herméticos habitáculos que las aíslan, sin dejar de reconocer que estamos
frente a un proceso imperfecto y en desarrollo. Mujer liviana y sencilla de
ideas ambiciosas, alucinantes como los grandes cambios que sacuden a la
humanidad. Una de las voces femeninas que ha decidido irrumpir en el escenario
social actual.
¿Qué es? – preguntan.
Preguntan los incrédulos, los
adormecidos por la televisión, los que no se han dado cuenta del alboroto que
están causando quienes se atreven a proyectar sociedades, gobiernos, medios de
comunicación o modelos educativos antagónicos a los que tenemos. Preguntan los
indiferentes, los que piensan que Siria está a años luz de su geografía porque
viviendo en la Ciudad de México, también perciben distantes la pobreza en
Oaxaca o la ejecución de periodistas en Veracruz o la trata de mujeres
centroamericanas que cruzan la frontera para llegar a los Estados Unidos. Así que cuando preguntan, respondo que es
aquél chico mexicano, de Mazatlán, que vive en Madrid y en conexión con diversos
activistas se empeña en concientizar a más gente de la violencia que a diario
se vive, se permite y se resiste en nuestro país.
Les digo que es él y son
muchos reivindicando la democracia, exigiendo justicia y construyendo acuerdos como
los que la periodista mexicana Cristina
Ávila Zesatti, documenta en el libro “La paz que sí existe (y que el
periodismo ignora). Veinte historias para leer en tiempos de guerra” (Texere,
FONCA, 2015) y a través del sitio Corresponsal de Paz.
Es eso y su convicción de que pueden lograrlo. Es eso y la sentencia de David
Foster Wallace: “Somos lo que caminamos entre dos puntos”. Es eso y mi sospecha
de que tiene sentido salirse de la cultura de masas, del mainstream, para
comunicar esta proliferación de voces todavía poco atendidas, que de la
periferia al centro retumban y suponen un elemento disruptivo, una contrapropuesta
-continuamente mejorable- de cara al modo en que se articula el mundo contemporáneo.
Por favor, ahora no pregunten
porqué escribo.
Artículo originalmente publicado en La Jornada Maya el 11 de febrero de 2016.
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