¿Importa la cultura en un mundo tecnologizado? (Parte I)

Imagen capturada en el barrio de Chueca, Madrid. © G. Serrano.

¿Importa la cultura en un mundo tecnologizado? ¿Qué peso real le atribuimos en nuestras vidas? ¿El de mero entretenimiento o una herramienta con poder transformador?

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"Vienen tiempos difíciles, en los que desearemos tener a escritores que vean otras alternativas del mundo en que vivimos ahora, que —a través de sociedades llenas de miedo y obsesionadas con la tecnología— sean capaces de imaginar bases firmes para la esperanza. Necesitaremos poetas que puedan recordar la libertad —poetas visionarios— realistas de una amplia realidad". "Los libros no son mercancías",  es lo que dijo Ursula K. Le Guin en su discurso de agradecimiento durante el National Book Awards 2014.

Para el filántropo George Soros, "el poder de moldear la atención de la gente se concentra en pocas compañías. Resulta un esfuerzo verdadero hacer valer y defender lo que John Stuart Mill llamó "libertad de pensamiento". Existe la posibilidad de que —una vez perdida— quienes crecieron en la era digital tengan dificultad en recuperarla. Esto puede tener consecuencias políticas".

[También puedes escuchar ‘Crear un mundo conectado’conferencia a cargo de Remedios Zafra, ensayista y profesora de la Universidad de Sevilla]

En este escenario, cada vez son menos las personas que buscan interpretar y más las que demandan y consumen explicaciones puntuales sobre diversos fenómenos de toda índole. Que prefieren recetas rápidas, manuales de usuario, aplicaciones para vivir en sociedades digitales donde el "saber hacer" prevalece por encima del "saber pensar". Sin embargo, la cultura —música, cine, teatro, poesía, danza, fotógrafía— precisan que el observador sea una mente dispuesta a indagar por sí misma, a descifrar qué aprendizaje de la vida encierra un poema de Walt Whitman o la coreografía de Pina Bausch para el Café Müller.

Perdonen la insistencia, pero "vienen tiempos difíciles" y una imagen animada —un Gif— puede ser muy llamativa, pero su utilidad es raquítica cuando se busca comprender situaciones y problemáticas complejas. Por eso, a manera de reivindicación, dejo en este espacio una serie de artículos (publicados en 2015, hace apenas tres años) que nos sugieren una manera distinta de aprender y aprehender la realidad más allá de la opinología y del uso de dispositivos tecnológicos. 


Hoy es distinto, pero hubo un tiempo en que la mirada, del que observa, no estaba bloqueada ni agitada, ni enchufada, ni turbia. Eran los días del que escudriñaba como sabueso, con pausado frenesí; del que hacía un alto para observar noches como esta, de luna llena; del que, en una plaza, veía algo más que cuerpos caminando alrededor de ella. Eran los días del que, mirando, aprendía a reconocer besos, amores, niños, mujeres, símbolos, recuerdos, olvidos, confusión, ratos de vida. Hubo un tiempo en que alguien sí miraba esas cosas y así, mirando, se enteraba de que el mundo es un lugar más grande de lo que nos dicen por televisión o en Internet. Seguir leyendo...


Advertencia: Si prefieres la leche descremada a la entera, no leas esto.

«No era para menos. La mejor foto, el retrato que nunca, ni aun queriéndolo, hubiese podido hacer de mi abuela, estaba al alcance de mi mano…y también una de sus tetas. Qué gran momento. Excepcional. Si no lo veo, no lo creo. Todo encajaba. La luz, el decorado, ella y… ¡música, maestro!, su bata de raso rosa, sin que ella se apercibiese, se había abierto y uno de sus pechos colgaba fuera… Y allí estaba yo, fuera de juego, fuera de juego me sentía yo, teniendo la certeza de que en segundos, esa imagen única y extraordinaria desaparecería para siempre. Se volatilizaría en la nada». Seguir leyendo. 


A Dorothea Lange (1895-1965) le preocupaban las catástrofes simuladas, por ejemplo las condiciones laborales de los invisibles en tiempos de la depresión norteamericana de los años 30 o la reciedumbre de la subsistencia en el campo. Eva Watson-Schütze (1867-1935) veía por la estética, por hacer de una instantánea lo más parecido a un atardecer pintado. Lola Álvarez Bravo (1907-1993) dejó de hacer té y pastelillos franceses para saltar desesperadamente a un mundo impregnado del olor a testosterona y penetrar, con su tercer ojo, en la miseria de otros seres humanos, siempre con la idea clavada, remachada en la cabeza de señalar lo hiriente del tercermundismo. Vivian Maier (1926-2009) se veló, nunca fue, prefirió que alguien más ocupara su lugar. No conocimos sus gestos, ni siquiera su sombra, pero dejó más de 100 mil imágenes de su callejero deambular. Seguir leyendo.


»La verdadera obra de arte no tiene prisas: puede dormir durante décadas como La Regenta o durante siglos como la Lozana Andaluza«. Estas fueron las palabras de Juan Goytisolo al recibir, el pasado 23 de abril en el salón de actos de la Universidad de Alcalá de Henares, el Premio Cervantes de Literatura 2014. Precisamente, la galería de arte y diseño Noox, encabezada por el arquitecto Sergio Vallejos Ortiz y su asistente Salma Akele, apostó al «arte sin prisas» para emprender un esfuerzo colectivo de intervención-rehabilitación en la Hacienda Kankabal en Yucatán, una bella durmiente como la obra de Leopoldo Alas «Clarín« o la de Francisco Delicado, ubicada en los alrededores de Izamal, «la ciudad de las tres culturas» que siempre viste de amarillo. Seguir leyendo.


Sin importar en qué país se encuentren o cuál sea su nacionalidad, imaginen por un momento que son mexicanos y radican en México, la tierra de Nezahualcóyotl y el cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces; una geografía vasta  cuya capital concentrará en 2030 a casi 24 millones de personas, pero también el lugar donde se localizan pequeños poblados como Santiago Papasquiaro, cuna de personajes como el escritor José Revueltas, el músico Silvestre Revueltas y la Bailarina Rosaura Revueltas. México, el de la poetisa insumisa Sor Juana Inés de la Cruz y el de la soledad laberíntica de Octavio Paz. También la nación que nunca acaba de ser y el pueblo al que no le han bastado 71 años de gobiernos salidos del mismo partido político. Seguir leyendo.


Todos tenemos un lugar que nos define, al que pertenecemos y nos pertenece sin importar lo imperfecto que sea. Un lugar que expresa nuestros modos, nuestras más firmes creencias, nuestra más honda sustancia, la posada en la que quisiéramos estar cuando llegue el día de nuestra muerte. Cuando pienso en ciertas vistas de la meseta central de México, mi país golpeado, o en aquel rancho de mis abuelos o en el pequeño paraíso, lineal y de habitaciones sucesivas en el que ahora vivo, suelo preguntarme, si acaso eso fuera posible, ¿a quién elegiría como narrador de estas atmósferas que en sus incontables detalles hablan de instantes cruciales en mi vida? ¿Sería un escritor, un fotógrafo o un cineasta? Seguir leyendo.


Hay canciones que llegan a ti sin anunciarse, por casualidad, con la discreción de lo que no aparece de inicio en la lista de Billboard, pero con la contundencia suficiente para provocar que las escuches, insistentemente, una, dos, tres veces más. En ocasiones es la forma en que el ritmo te invita a mover tu cuerpo de diletante, con la misma soltura y cadencia de un experto bailarín al estilo de ¿quién les gusta?, ¿Fred Astaire?; en otras, es la letra que te atrapa o la voz que te hace entrar en trance y, solo a veces, la suma de todo esto. Hace unos días, escuchando Taro de Alt-J (símbolo Δ), la banda inglesa de indie rock surgida en 2007, confirmé con enorme placer cómo los procesos artísticos y culturales a menudo se vinculan para ofrecernos una gama infinita de posibilidades a través de las cuales adquirir nuevos conocimientos y disfrutar espléndidas experiencias. Seguir leyendo.


Cuando su nombre aparece en el material publicitario de una conferencia, simposio o feria del libro, el resultado siempre es el mismo: lleno total. Situación que en definitiva no es casualidad ni efecto de una estrategia de mercadotecnia; el Doctor en Filosofía por las universidades de París y de La Plata, profesor de las universidades de Austin, Duke, Stanford, Barcelona, Buenos Aires y Sao Paulo, quien obtuvo la beca Guggenheim, el Premio Ensayo Casa de las Américas en reconocimiento a Culturas populares en el capitalismo, el Book Award de la Asociación de Estudios Latinoamericanos por el reconocido libro Culturas híbridas y el Premio Nacional de Ciencias y Artes (México 2014), es hoy en día un referente en el estudio de las industrias culturales en el entorno digital. Seguir leyendo.


¿Cómo ve el mundo un cineasta?, ¿en qué instantes del México actual se detendría la mirada de aquél que en 1925 dirigiera El acorazado Potemkin, película muda considerada una de las mejores de la cinematografía mundial? Me pregunto si este exponente de la vanguardia artística soviética se dejaría seducir por las jacarandas que en primavera inundan la Ciudad de México o si le resultaría inevitable dirigir su lente hacia los rostros descorazonados e impacientes de quienes han sido víctimas de la guerra contra el narcotráfico. Seguir leyendo.


Por estos días, el Hotel Hilton de la Avenida Juárez en la caótica y estimulante Ciudad de México, fue el espacio sede de Wikimanía México 2015, la décimo primera edición de un evento internacional que cada año congrega a los entusiastas de ese mundo dentro del universo de lo digital que todos conocemos como Wikipedia y que es, quizás, el proyecto más visible y ambicioso de Wikimedia Foundation. Educación, conocimiento libre y nuevas tecnologías, son las palabras clave que aquí se escuchan en muy diversos idiomas. Seguir leyendo.

Artículos publicados en

http://www.entretantomagazine.com/author/gloriaserrano/


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