Michael Nyman Band, cruzando las fronteras de la música
Michael Nyman Band al comienzo del concierto Madrid, España 2018. Fotografía: G. Serrano |
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Es la tarde del domingo y están por comenzar, así que algunos de ellos aprovechan los minutos restantes para tomarse una caña en el bar de la esquina. Se muestran agradables, sencillos, bromistas. Parecen estar habituados al escenario, a ese “mecanismo” —como él lo llama— que no deja de asombrarlo, de estremecerlo. Al interior de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional sus instrumentos sonarán olímpicos, a una gesta muy al estilo de la Gran Guerra, en ocasiones como el humor negro de Peter Greenaway. Son cuatro cuerdas, seis metales, un bajo eléctrico y, por supuesto, un piano. Son tres mujeres, nueve hombres, doce músicos en total.
La gente: concentrada, dispuesta, en modo de escucha. Por ahora, totalmente “analógica”. Entonces los violines llevan el dramatismo al límite: duelen, lastiman y perseveran en cada nota. Cada pieza es una oda a la acción que remite a una hazaña épica, a un acontecimiento en curso, en progreso, “in motion”, algo que está sucediendo: Miguel Ángel pintando la Capilla Sixtina, Norman Foster dibujando Trafalgar Square, la Masa Crítica ciclista avanzando. Aquí, en España, bien podría ser la música perfecta para acompañar la lucha de las plataformas de afectados por la hipoteca (PAH), o el referéndum catalán con sus derivas actuales, o la marejada de tweets fervientes a favor o en contra de lo que sea; en fin, esta búsqueda de sentido en un mundo digitalizado que parece no tenerlo.
Resistencia, avance, retroceso. Una batalla ganada, otra perdida. El ánimo de seguir, la adrenalina, el afán de no rendirse. Aquí seguimos y vamos hacia adelante, a por más, a por todo. Se trata de pulsaciones constantes, variaciones ínfimas y graduales. Una reiteración, minimalismo musical. Emoción pura que retrasa el silencio. En contraste, él al piano es otra cosa: comprensión, templanza, aislamiento. Los momentos de calma que todos necesitamos para respirar y sopesar la vida. El lado más humano y conmovedor del músico inglés que compuso la banda sonora de The Piano (1993), el amigo de Rossy de Palma, el hombre de traje negro y calcetines rojos. El director: Michael Nyman.
Michael Nyman al piano. Madrid, España 2018. Fotografía: G. Serrano |
Vino a Madrid a celebrar el cuarenta aniversario de una banda cuyos sonidos transmiten la creatividad de un alquimista contemporáneo que no cesa sus búsquedas y en el camino hace ciencia; un corazón y una mente receptivos, capaces de concebir una estética tan particular como seductora que solo podría relatarse con una palabra: belleza. Escritor, musicólogo, documentalista y fotógrafo, Nyman dirige a su tripulación cual capitán de barco, con la serenidad que brinda la experiencia de haber cruzado muchos mares, con la mirada profunda de quien no solo entiende el arte, sino la cultura, la sociedad, su propio tiempo. Nuestra travesía.
A propósito de trayectos, Hypólito Taine —el filósofo francés— solía decir que “se viaja para cambiar, no de lugar sino de ideas”. Quizás por la misma razón es que Nyman sigue componiendo y nos convida sus exploraciones. Quizás por la misma razón es que se asiste a un concierto como este: para superar nuestras barreras, las más personales e internas.
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Michael Nyman Band al término del concierto. Madrid, España 2018. Fotografía: G. Serrano |
Michael Nyman Band
Gaby Lester violin
Ian Humphries violin
Kate Musker viola
Tony Hinnigan violonchelo
Dave Roach saxos
Simon Haram saxos
Andy Findon saxo barítono y piccolo
Toby Coles trompeta
Paul Gardham trompa
Nigel Barr trombón
Martín Elliot bajo eléctrico
Michael Nyman piano y dirección
Presentación el 18 de febrero como parte del ciclo Fronteras del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), Madrid, España 2018.
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