Ella, ellos: reflexiones sobre Ayotzinapa
Protesta por la violencia en México. Barrio de Santiago en Mérida, Yucatán, 2014 © G. Serrano. Texto publicado en diciembre de 2014 en el sitio de Homozapping (México). El 11 de agosto de 1986 tomé conciencia de que las personas "desaparecen" y no las vemos más. Ese fue el día en que murió mi abuela materna, la que vio pasar mi infancia por sus ojos. Y también fue el día en que dejé de ser una niña de nueve años. Lo sé, porque a partir de entonces no pude pensar solo en el presente, como los demás niños. Crecí cuando descubrí que las personas mueren, desaparecen y uno se queda con sus cosas, con sus olores y con sus recuerdos. Han transcurrido veintiocho años desde aquél día. Hace unas semanas recibí una de esas llamadas que tarde o temprano llegan, pero que no quisiéramos responder porque las pérdidas duelen y yo perdí dos afectos entrañables. De nuevo el recordatorio: las personas mueren, desaparecen y uno se queda con sus cosas, con sus olores y con sus...