Arte de la periferia al centro: Mónica Sanabria, mujer de colores



© G. Serrano.

Arbitrario, ininteligible, caprichoso, sibilino, superficial y chocante, son algunos calificativos con los que la gente justifica su negativa a visitar los múltiples recintos donde se expone el arte actual, el que es independiente, provocador y que rompe con todo academicismo, el arte contemporáneo. Hay quienes afirman que los artistas construyen su propio universo, que permanecen alejados de una sociedad incapaz de comprender sus ansias creativas; que su ánimo elevado, sus depresiones mínimas y su sensible irritabilidad, los colocan al margen de lo cotidiano. Quizás algo hay de eso en todo acto creativo, pero si fuera rotundamente cierto, entonces Mónica no debería pintar como lo hace, inspirada en el absurdo de los tiempos modernos, en las crisis de los asuntos públicos o en el pasmoso automatismo de tantos individuos.

Incipiente artista plástica, filosófica estudiante de preparatoria y solitaria creadora que se ha ido brindando de a poco a una expresividad que aún no alcanza su clímax, Mónica Sanabria es una discreta joven yucateca, cuyo arte tiene como trasfondo el enjambre de reflexiones que hace de este pedazo de tierra que le tocó poblar con su obra. Sus motivaciones son claras, en ella no hay cabida para la indefinición o el matiz. El acercamiento que tuvo a la novela de Jean Paul Sartre, se traspoló para dar origen a la serie “La náusea”, compuesta por 6 estéticas piezas que aluden a la problemática social que la rodea: el malestar del ser humano que no localiza por ninguna parte las bondades del alabado progreso; el vacío existencial que, en aislamiento, comparten los miembros de una colectividad; la sinrazón de la pobreza o la guerra; la indiferencia de la gente ante la fortuna o la desdicha del otro y la doble moral justiciera que aprisiona las libertades individuales, quedaron impresas en “La náusea” con una espantosa mancha negra y viscosa escurriendo por el rostro de cualquiera y el de todos.

Durante el mes de julio, la Galería de Arte Eskalera, ubicada en el bohemio Barrio de Santiago de la ciudad de Mérida, fue el espacio donde se presentó esta muestra de arte contemporáneo. De “La náusea” surgió “Después de la náusea”, lienzo que da soporte a la imagen de un cuerpo masculino, sin mancha y en reposo, sobre múltiples capas de pescados con ojos saltones bien abiertos, como metáfora de un mundo inabordable y una comunidad de la que el sujeto no puede separarse porque lo sostiene. Esta obra sirvió de transición para que Mónica concibiera una siguiente serie, en la que ya trabaja y se titula “La pezte”. Y aunque no está inspirada en El extranjero o La Peste de Camus, el periodo pictórico por el que atraviesa la artista también está impregnado de denuncia, de crítica hacia una humanidad violenta y violentada que, rozando los límites de lo verosímil, corrompe a quienes la conforman, dejándolos huérfanos, infectados y sin sentido de pertenencia.

Con diversas exposiciones locales y nacionales, como la realizada en el Museo Soumaya el pasado 27 de agosto; participando como residente en Kankabal, proyecto artístico que promueve Galería Noox en Yucatán y colaborando en la ilustración de “No hay tecla corazón para nombrarte”, libro que lleva el sello de Rodrigo Porrúa Ediciones, Mónica ha iniciado sus primeras pisadas por la incierta y fascinante vereda del arte. A partir del próximo 10 de septiembre expondrá nuevamente su talento, ahora en la Galería Noox Anzures (Lucerna 65 esquina con Milán, Col. Juárez) en la ciudad de México. Así es como esta mujer, una fascinante pavesa, va juntando sus días entre pigmentos, aceites y maderas, mezclando en la misma paleta colores y sentimientos en pequeñas cantidades, buscando una manera propia de atestiguar la vida y comunicar sus más profundos pensamientos. Mujer de colores. Una creadora existencialista que pinta la realidad con todo y su desasosiego para que no se nos olvide. Dicen algunos que el arte no transforma, que no desafía el abrumador caos de este país. Y sin embargo…

Artículo originalmente publicado en La Jornada Maya el 11 de agosto de 2015 y en Homozapping el 29 de agosto de 2015.

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