Cuando se busca una patria



© G. Serrano.

▪ Desde Santander, España, “Cartas de las golondrinas” y los aprendizajes del Sexto Festival de Teatro de La Rendija, Iberoamérica en Escena, De la Convención a la instalación. Mérida, Yucatán. México.

Por tener otro color, otra forma de pensar
Dos culturas diferentes, yo no me puedo quedar
Estoy cantando pa mi gente
Esos que llaman emigrantes
Son personas comunes y corrientes…

Orishas (banda cubana), Emigrantes

Siria, 2015. ¿Qué sabemos de la República Árabe Siria, ubicada en la costa oriental mediterránea y hoy abatida por una guerra civil que está por cumplir casi cinco años? ¿Qué sabemos de sus vecinos, de Turquía, de Irak, de Israel, de Jordania y de Líbano, más allá de lo que se puede apreciar en un documental del Discovery Channel? ¿Qué sabemos de sus 20 millones de habitantes que hablan árabe y profesan el islam? ¿Qué de las minorías étnicas como los armenios, turcos y kurdos? ¿Qué de los musulmanes no sunnitas como los alawitas y chiitas? ¿Qué de los garbanzos y el sésamo, del yougur, el pepino, la menta, el ajo y el aceite de oliva en su cocina? Siria. Es sencillo pensarlo y decirlo sentados frente al televisor, observando las imágenes de los miles de refugiados que están llegando a las costas europeas y que tanto se parecen a otros que lo mismo hicieron antes que ellos.

Chile, 1973. Refugiados políticos, exilio, asilo político, dictadura militar, Salvador Allende, Augusto Pinochet, Sudamérica. Para muchos, útiles etiquetas con las que se puede buscar información en la web acerca del golpe de estado del 11 de septiembre, pero para ellos, los que tuvieron que dejar sus raíces ante la persecución y la posibilidad real de ser asesinados por miembros de la Junta Militar chilena, estas palabras remiten a una historia personal plagada de voces y rostros atemorizados, como los de 720 adultos y 36 niños que llegaron a territorio azteca, gracias a las gestiones de asilo diplomático realizadas por la embajada mexicana. “Yo estaba asustada, estábamos asustados porque mataban a cualquiera, era terrible ver que estaban los muchachos con las manos en las paredes, con los milicos que pasaban y los mataban”, comenta  Lucy Baltiansky Grinstein, exiliada chilena en México entrevistada por el periódico El País con motivo de cumplirse 42 años de esta fecha. Episodios que con precisión documenta Mario Amorós en su libro “Después de la lluvia. Chile, la memoria herida” (Cuarto Propio, 2004), obra que el autor dedica a José, su abuelo víctima de la represión franquista.

España, 1939. “Señor embajador, mil perdones por escribirle con lápiz, no tenemos tinta más que para escribir el sobre debido a que no disponemos de moneda francesa y la española no la quieren. Dentro de la desgracia, si esto es lo que es, he forjado una ilusión, poder ir a México para ensayar el cultivo del arroz, soy hijo de Pego donde se cultiva el arroz bomba de tanta fama en España”, dice Carlos Sala Franquez, agricultor de Alicante, en la carta dirigida al embajador de México en París, una de las más de 7 mil que enviaron los españoles contrarios al régimen franquista, parte de ellos desde los campos de concentración franceses, también para solicitar asilo al gobierno mexicano. El barco Sinaia fue uno de los primeros en llegar al puerto de Veracruz con más de mil quinientos refugiados, hombres y mujeres, con sus maletas casi vacías y el corazón repleto de afectos. Y el Winnipeg, el que desembarcó en Valparaíso, Chile al mayor contingente de perseguidos republicanos provenientes, con todo y sus tristezas, de la península ibérica. 

España, Chile, Siria. “Alejarse, quedarse, volver, partir… porque la historia se repite, casi nadie recuerda la otra historia”, así comienza “Cartas de las golondrinas”, la puesta en escena presentada durante el Sexto Festival de Teatro de La Rendija, que cuidadosamente recopila algunas de las numerosas epístolas enviadas por millones de españoles, que no solo durante la Guerra Civil Española sino a lo largo del siglo XX, abandonaron su país para llegar a las Américas. Un relato indecible e inabarcable que reúne fragmentos de biografías, afectadas todas por esa clase de coyunturas tan repetitivas como dolorosas que necesariamente alteran la respiración y que Escena Miriñaque Teatro, originaria de Santander, trajo hasta Mérida para recordarnos que hubo un tiempo en el que España fue solo un recuerdo y México, el del General Lázaro Cárdenas, la imprescindible esperanza.

© G. Serrano.


Aquella época en que los refugiados eran otros, las súplicas eran de otros y las derrotas por igual eran de otros, vistos en un montaje donde la escenografía es el tercer personaje que va y viene de lado a lado del escenario. Un audiovisual cuya sensible estética evoca el sentir de Neruda tras la muerte de su amigo, Antonio Machado, y al conocer las penosas condiciones en que sobrevivían los republicanos: “Eran pescadores, campesinos, obreros, intelectuales, una muestra de la fuerza, del heroísmo y del trabajo. Mi poesía en su lucha había logrado encontrarles patria. Y me sentí orgulloso”, escribió el poeta chileno. Sonido, música e iluminación que ayudan a “ponerse en la piel del otro, a ser más empático y a entender que esto es algo que todos podemos vivir”, nos dice Esther Aja quien a lado de Noelia Fernández y con la dirección de Blanca del Barrio, ofrecen dos potentes y bien logradas interpretaciones por medio de las cuales queda demostrado, como ellas mismas lo narran, que “ahora, porque la historia se repite, asistimos a un nuevo éxodo. Porque todos hemos sido y seguiremos siendo pasajeros de un infinito viaje circular”.

La primera ocasión en presentarse fue en 2011 en Montevideo, se trató de una coproducción entre Escena Teatro y Escena Miriñaque Teatro, compañía financiada por Iberescena. Dos horas de espectáculo en las que se incluyeron narraciones de la migración uruguaya durante la dictadura cívico-militar que inició en 1973 y concluyó en 1985. “Son historias que podríamos seguir y seguir”, explica Noelia, quien celebró una vuelta más al sol, sus primeras cuatro décadas de vida, sobre un escenario yucateco. Al día siguiente, mientras desayunan en su hotel, nos reunimos para conversar más a fondo de la obra:

Me sorprende la cantidad de historias que logran abarcar…

Blanca: Cuando hacemos un montaje nos interesa que el tema sea universal. Y si fuera particular, tendríamos que universalizarlo porque la misión del teatro es llegar al máximo de gente. La forma de trabajar siempre es muy impresionista, dando pinceladas, contando una parte pero no la totalidad. Es un poco de estratificación y fragmentación como tratamos de hacer una lectura de la historia.

Díganme, ¿cómo surgió la idea de retomar el tema de la migración?

Blanca: De la necesidad de contar una España que desde hace cinco años o más está sufriendo un flujo migratorio, una España y una Europa que se vacían, de nuestros hijos que se van, de nuestros intelectuales y de la próxima mano de obra debido a una realidad que es innegable, la crisis económica. En este caso no es tanto por una cuestión política, lo que observamos en Europa es la necesidad de marcharse para encontrar una vida mejor. Es entonces que decidimos contarlo y cuando empezamos a investigar sobre el tema vemos que la historia se repite. Para poder hacer una evaluación hay que ver el conjunto de las cosas y no solo un aspecto. España se tuvo que marchar a principios de siglo, hubo países maravillosos que nos acogieron sin preguntarnos nuestro nombre y nuestro apellido, que nos dieron futuro. O sea, que esto ya había ocurrido pero no como actualmente está pasando en Europa, acotando el número de personas que se reciben, repartiéndolos como si no fueran seres humanos. Nos horroriza lo que pasa pero nadie hace nada… Dicen “que se resuelva en su país”, pero y si no pueden hacerlo, ¿entonces qué pasa?

Noelia: Hablamos de las situaciones que se dan al momento de migrar. Sobre todo en la parte final donde mencionamos lo que está pasando ahora, que se están llenando los mares de muertos. Claro, con las noticias que nos hemos traído de España, no podíamos pasar por encima de eso. Ha habido tal avalancha de migración, que no hemos sido capaces de apoyar; vamos, a la gente que está llegando la estamos tratando como animales.

Hablemos ahora de Escena Miriñaque Teatro:

Noelia: Iniciamos en 2001 y en 2004 es cuando se refunda con un nuevo giro que ofrece una sala de teatro, la compañía con Blanca al frente como directora artística y la escuela, es un modelo un tanto diferente, incluso para España. Somos una empresa que trabaja de forma colectiva y sin ningún color político. Que la lucha se reivindique por la cultura, esa es nuestra filosofía. Y bueno, es a partir de ahora que comenzamos a ver los resultados y que la gente ya nos conoce, sobre todo porque también hacemos producciones infantiles de gran calidad que los programadores esperan. Todos hacemos un poquito de todo, Esther es un muy buen técnico y yo llevo lo que es la gestión pero con base en lo que queremos todos, algo muy horizontal.

¿Qué tanto ha afectado al teatro la crisis económica por la que atraviesa España?

Blanca: El gran problema es el IVA.

Noelia: En especial en las entradas, es una barbaridad. Subió del 8 al 21 por ciento. Ya sabes que no vas a tener beneficio y encima tienes que pagar el IVA de las entradas. A nosotros en la época de la crisis no nos ha ido mal. De hecho, estrenamos un espectáculo con el que hicimos cien funciones y hemos podido sobrevivir gracias a eso. En el caso del teatro infantil, los padres han seguido llevando a los niños, en lo otro ha bajado completamente. Y también está el asunto del gobierno que aún ve el teatro como parte de la cultura, pero no de la educación. En políticas públicas no hay una vinculación entre educación y cultura, esto es un gran error porque muchas obras pasan por las aulas, hay niños que solo pueden ver teatro en sus escuelas.

¿Cómo fueron sus inicios en cuestión actoral?

Noelia: A Blanca la conocí como profesora en la Escuela de Arte Dramático de mi ciudad. Ella viene de ser asistente de Marcel Marceau durante veinte años.

Esther: Yo vengo de la danza. Estudié danza española y una compañía de teatro necesitaba una bailarina para una gira, hicieron una audición y me quedé con ellos. Así me fui metiendo en el teatro y me quedé. No es que me guste más el teatro que la danza, yo creo que las artes escénicas tienen esa posibilidad maravillosa de conjugar varias disciplinas en una misma obra. Blanca además trabaja de una manera muy corporal y eso permite integrar lo mejor de cada quien y ponerlo en valor dentro de la escena.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Noelia: Tenemos siete espectáculos y la próxima gira la haremos con cinco de ellos. En octubre vamos a Madrid, Asturias, Gijón y Galicia. Luego seguimos con Valladolid, Valencia, Barcelona y Extremadura.

¿Por qué eligieron traer “Cartas de las golondrinas” a México?

Noelia: Por la temática, teníamos necesidad de contar la historia. Pero estamos viendo la posibilidad de regresar con uno de nuestros espectáculos infantiles. Nos gustaría dar a conocer este trabajo porque es muy diferente y puede ser interesante. En noviembre estrenamos otra obra infantil con el tema de “El Ártico se rompe”.  

Blanca: Este es un tema grave e importante, pero presentado para un público familiar.

Haciendo un balance personal, ¿qué les ha dejado representar “Cartas de las golondrinas”?

Noelia: A mí me ha dejado mucho cariño. Hay muchas cosas personales que hemos puesto; cada vez que miras las noticias ves esto de una manera diferente porque ya sabes todo lo que hay detrás. El proceso de creación fue muy bonito, recuerdo que le pregunté a mi abuela -quien por cierto cumplió 95 años el mismo día que yo- acerca de la travesía de mi abuelo, que se marchó a navegar en los años sesenta y de lo que me dijo sacamos el menú de la cena de Noche Buena que comieron en el barco. 

Esther: A veces lo que uno hace es poner una barrera para que no te afecte enterarte de lo que está pasando y poder seguir adelante, pero a mí lo que me ha dejado es eso, tener una cierta empatía, acercarte a esa sensación de que en cualquier momento puedes ser tú quien tenga la necesidad de partir.

Noelia: Sí, nosotras vemos que la hija de Blanca esta fuera, que amigos de Esther también están fuera, mi marido igual…

Gente que, como Salvador Allende, aún esperan que se abran las grandes alamedas para que pase el hombre libre. “Cartas de las golondrinas” es un eslabón al pasado que se construye de emotivas misivas que el transcurrir de los años han transformado en referencias lejanas; son comunicaciones grises y amargas hacia y desde distintas geografías, que dan amplio testimonio de lo sucedido en uno y otro lado del planeta; son los amorosos mensajes de familiares, compañeros, víctimas que ponen en evidencia el horror y la demolición de las libertades ciudadanas. “Esta obra es una posdata, siempre hay una posdata. Además es una advertencia, un estar atentos y ver que no somos ajenos, un preguntarse qué se deja al tener que migrar, un recordatorio de que hubo otros que se marcharon antes que uno y el aprender a mirar al migrante de otra manera”, comenta Blanca.

Un teatro que, sin militancia política o moral, con una belleza casi poética alude a lo que ocurrió en una fecha determinada, pero también a la tensión que enfrenta toda la humanidad cuando un hombre es prisionero en su propia tierra, cuando es rechazado en otro suelo donde intenta forjarse un porvenir; en fin, cuando en la orfandad se busca una patria. Como bien afirma esta mujer responsable de la dramaturgia, “tendría que ser normal no sentirse extraño en otro lugar”. Algo que salta a la vista, una obviedad.

Escena Miriñaque Teatro
Premios Max de las Artes Escénicas: Mejor espectáculo revelación 2013 y 2° Premio en el Certamen Nacional de Directoras de Escena de Torrejón de Ardoz.
Creación y Dirección: Blanca del Barrio
Intérpretes: Noelia Fernández y Esther Aja
Escenografía: Juan Goitia
Creación de audiovisuales: Burbuja Films
Sonido y adaptación musical: Óscar Sisniega
Diseño de iluminación: Pancho V. Saro
Producción: Esther Velategui
Lugar: Santander, España


Artículo originalmente publicado en La Jornada Maya el 17 de septiembre de 2015 y en Zero Grados (España), el 18 de septiembre de 2015.

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