¿Una Secretaría de Estado para la cultura?
Me gusta aprender nuevas palabras y conocer su
significado, confieso que se trata de un pequeño placer que con frecuencia
busco mientras leo. No lo sabía, pero “Kulturbarer” es el título de uno de los diversos
espectáculos que ha presentado la compañía de danza contemporánea Deimos en
México, una palabra de origen sueco que puede traducirse como portador de cultura; es decir,
aquél o aquello que lleva la cultura donde quiera que vaya.
Un libro porta cultura y, consciente o
inconscientemente, todos somos un kulturbarer en potencia; cuestión que en la
actualidad adquiere otra dimensión al estar viviendo una de las mayores
sacudidas en la historia de la humanidad. Me refiero al quasi esquizofrénico
auge de las tecnologías de la información y la comunicación, mejor conocidas
como TIC’s. Tan es así, que incluso quienes se manifiestan poco interesados en
temas culturales, sin proponérselo, también portan y comunican cultura. Música,
videos, lecturas, imágenes reales o creadas, vínculos a sitios en internet;
todo queda almacenado en un dispositivo móvil en espera de ser compartido a
través de las redes sociales, YouTube o WhatsApp. Y es que, aunque en ocasiones
se piense lo contrario, la cultura, este término que tiene múltiples e
interrelacionados significados, no ocurre precisamente en las oficinas de los
Ministerios o Secretarías de Gobierno y no solamente en los teatros o en los
museos, no es así. La cultura es algo que le sucede a la gente y que impacta de
manera directa en sus vidas.
Los dos párrafos anteriores forman parte
de la reseña que publiqué con motivo del 1er Congreso de Gestión Cultural y
Economías Creativas, realizado del 10 al 14 de noviembre de 2014 en Mérida con
el principal objetivo de dedicar un tiempo a reflexionar hacia dónde, desde
dónde y el por qué de la cultura en nuestra sociedad. Fueron cinco días en los
que una comunidad heterogénea, convocada por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), el Ayuntamiento de Mérida a través
de su Dirección de Cultura, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
(CONACULTA) y la Universidad de Zaragoza, España, realizó todo un intercambio
de ida y vuelta. A este encuentro asistió puntualmente Catherine Cullen,
Presidenta de la Comisión de Cultura de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos de
la UNESCO, para hablar de la Agenda 21 para la Cultura, el primer documento de
alcance mundial que propone políticas y acciones para el desarrollo cultural
local; pero sobre todo, Cullen estuvo aquí para insistir que “la cultura no es costosa, lo que realmente le
cuesta a una sociedad es la falta de cultura”.
Hace
unos días, durante su Tercer Informe de Gobierno, el Jefe del Ejecutivo Federal
informó que presentará una iniciativa para crear la Secretaría de Cultura,
razón por la cual resulta más que pertinente retomar este tema. De acuerdo con
el titular de CONACULTA, Rafael Tovar y de Teresa, ni el INBA ni el INAH
desaparecerán, pero sí las áreas que dupliquen funciones. La institución a su
cargo será la responsable de proveer los contenidos y enviarlos a la Consejería
Jurídica de Presidencia de la República, para que la iniciativa llegue al Congreso
de la Unión y pueda ser aprobada. Posterior a este anuncio, en conferencia de
prensa de Teresa indicó que los derechos laborales de los trabajadores no serán
afectados ni se hará nada en contra de la comunidad cultural en México, con la
que el gobierno mantendrá un diálogo incluyente y respetuoso. No obstante lo
dicho hasta el momento, se ha preguntado ¿cuál es la opinión de las y los hacedores
de cultura en la capital yucateca? Sin mayor preámbulo, veamos qué piensan algunos
de sus representantes, comenzando por ellas, las mujeres:
Desde
su perspectiva, la actriz, productora ejecutiva y artística de Murmurante
Teatro, Ariadna Medina, opina:
“Dado que este régimen ha tenido más desaciertos
que aciertos en materia económica, justicia social y combate a la corrupción,
cuando uno escucha que se pretende crear una Secretaria de Cultura, lejos de
tratarse de una noticia esperanzadora, se vuelve una preocupación. Ojalá que
los responsables de este proyecto antepongan los intereses de los mexicanos por
encima de los suyos”.
Por su parte,
la Dra. Alejandra García Quintanilla,
profesora e investigadora del Centro de Investigaciones
Regionales Hideyo Noguchi de la UADY, especialista en identidad y cultura maya
en Yucatán, comenta:
“Como soy muy optimista, pienso que algo bueno puede suceder
con esta creación. Pero me gustaría mucho más escuchar que se va a crear la
Secretaría de las Culturas, en plural, porque tratándose de cultura, México es
un país multicultural que a nivel mundial destaca como megadiverso. Si se
considera como indicador el número de lenguas habladas, México es el
número uno en el continente americano y el quinto a nivel mundial. Proteger
este riquísimo patrimonio multicultural es urgente, pero habría que empezar por
reconocer a profundidad los valores de esta diversidad para que no solamente se
intente folclorizarlos o etiquetarlos como "culturas populares" o
"artesanías" que no llegan a arte y sólo sirven para su venta
turística”.
La emprendedora social en temas culturales y
de bienestar, Grisel Alcántara,
radicada en Playa del Carmen, nos dice:
“Considero que lo
que México necesita son menos instituciones y una mayor participación de la
sociedad que exija transparencia en todas las áreas. El óptimo funcionamiento
de estas instancias depende en mucha medida de quién esté al frente; esta
propuesta me lleva a preguntarme si nuestro Estado entiende por qué la cultura
es esencial en la vida de todo ser humano; es decir ¿de dónde viene esto de
crear una Secretaria a nivel Federal? Estoy decepcionada de la inmensa
corrupción que se vive en México y mientras no corrijamos esta situación, da lo
mismo tener o no una Secretaría de Cultura a nivel Federal”.
Y esta es la reflexión de Lourdes Luna, Directora General de Cressida Danza Contemporánea:
“El
CONACULTA había ha sido hasta ahora una de las pocas instituciones que mantenía
un sentido ciudadano, pues integraba en muchos de sus programas y acciones a
personas con amplia experiencia en materia de cultura. Los jurados, tutores, integrantes de consejos
y asesores que aportaban sus ideas y visión crítica sobre el rumbo que esta
institución mantenía, le han dado cierta credibilidad y transparencia. Este es
el pasivo más valioso que CONACULTA tiene. Al convertirla en una Secretaría
de Estado, corre el riesgo no
solo de morir en la burocracia, sino de
convertirse en una secretaría de gobierno; es decir, de perder libertad de
acción por responder a necesidades y urgencias del gobierno en turno y carecer
del sentido ciudadano que la hace fuerte. Si mantiene su sentido ciudadano y
responde a políticas culturales de Estado y no de gobierno, será sin duda una
buena decisión”.
Marcela
Montero, investigadora y Coordinadora de Desarrollo Académico de la Escuela
de Humanidades de la Universidad Modelo Mérida, expresa así su sentir:
“La cultura y las artes en el
ambiente de violencia e impunidad en nuestro país, tienen un papel más
relevante que el de difusión y apropiación de contenidos y experiencias. Para
estos tiempos serán signo de libertad, de trascendencia, de memoria,
indignación, inclusión, responsabilidad y solidaridad. Espero que la nueva
Secretaría de Cultura considere no sólo evitar duplicidad de funciones con
otras dependencias, sino el trabajo con perspectiva de paz, incluyente,
colaborativo y solidario con la diversidad y los grupos vulnerables”.
Es el turno para Ana
Ceballos, Coordinadora General del Diplomado en Gestión y Marketing
Cultural de la Universidad Modelo Mérida, así como Directora de AFORO, Gestión
Cultural:
La idea no es nueva y la anunciada desaparición de
CONACULTA al fin llega, no es algo que nos agarre de sorpresa. Lo interesante
radica en los motivos que impulsan a Enrique Peña Nieto para decidirse ahora a
crear la tan esperada Secretaría, cuando en la ceremonia del 25 aniversario de
CONACULTA anunció, junto a Tovar y de Teresa, que ésta medida no se aplicaría.
¿Qué le habrá hecho cambiar de parecer?
Hablar de una Secretaría de Cultura puede ser
benéfico para el sector en cuando a eliminar de la ecuación a la SEP y que las
decisiones de cultura puedan gozar de una línea más directa para la
canalización de recursos destinados a diversos proyectos y áreas, así como para
fortalecer su presencia a nivel nacional a través de esta figura. Pero no
olvidemos las palabras de Enrique Peña Nieto: “ésta será creada sin aumento de
presupuesto, sin que cueste más y bajo la política de presupuesto base cero”,
lo cual significa que iniciará un proceso de libre análisis de los programas
que no funcionan en cultura para modificarlos o desaparecerlos, así como conservar
o modificar los que sí funcionan implementando nuevas estrategias; eso sí, todo
bajo la misma línea centralista y burocrática que rige a este país. Doy el
beneficio de la duda a este gobierno federal, que desde mi punto de vista ha
cometido errores estructurales, no es para nadie un secreto que mucho del presupuesto
asignado a CONACULTA ha servido durante años para el pago de dádivas, además de
no valorar a la cultura como un sector próspero y de vital importancia para el
rescate de un país hundido en la corrupción y carente de una buena educación. ¡Ya
basta de esto!
Finalmente, Olga Moguel Pereyra, empresaria, promotora cultural y activista en
derechos humanos, se cuestiona sobre los siguientes aspectos:
“ Pero no todo es cuestión de meros
recursos económicos. En ninguna de las decisiones -ni recortes ni
creación- se ha hecho pública alguna fundamentación, ni una
justificación técnica; no sabemos de un diagnóstico, de criterios o
metodología, ni siquiera de consultas entre expertos. Luce más
como un pensamiento ambivalente o una actitud visceral. En tiempos difíciles como los que México está
atravesando, lo inteligente es optimizar lo que ya existe, de ahí que
resulte incomprensible la fabricación de estructuras burocráticas con su
consiguiente encarecimiento. El Estado debe impulsar, alentar, favorecer la
creación, equilibrar, incluir, pero no convertirse en robusto patrón o bolsa de
trabajo. En la permanente responsabilidad
de construir un país mejor para todas y todos, me parece mucho más importante
establecer, consensuadamente entre las y los involucrados, un marco
normativo nacional que sea brújula y, a la vez, escudo ante veleidades
administrativas o personales y, con carácter prioritario, multiplicar
incentivos y apoyos a creadores, intérpretes y técnicos, quienes son la
esencia del trabajo institucional en cualesquiera de las expresiones
artísticas y culturales y, para la colectividad, nuestro verdadero patrimonio
vivo".
Obviamente las aquí presentadas no constituyen
el total ni son las únicas voces del magnífico mosaico cultural que ofrece el
sureste mexicano, pero sin duda sus aportes son una sutil provocación, un suerte
de convocatoria extramuros para propiciar el análisis y dejar abierto este
espacio, siempre plural, para su continuación. Sin embargo, para ello se
requiere contar con la entusiasta y permanente participación de todas y todos
los involucrados. Y usted, estimado lector, ¿qué tiene por decir?
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